Joan Canadell, declarado radical independentista, llegó a la presidencia de la Cámara de Comercio de Barcelona aupado por la Asamblea Nacional Catalana, desde entonces ha llevado a cabo innumerables episodios vergonzantes, cómo mofarse de los fallecidos por COVID-19 en Madrid.
Pues bien, ahora se ha emprendido una fuga de esta entidad que ha comenzado con Naturgy, Abertis y Catalonia Hotels, pero que no parece que vayan a ser las únicas, cansadas de la deriva independentista de la cámara, más preocupada de hacer política que de aportar soluciones a las empresas.
Esta marcha no es baladí. Estas empresas ocupaban tres de las 14 sillas de plata, nombre que reciben las plazas reservadas a grandes compañías que aportan 75.000 euros anuales.
El independentismo todo lo que toca lo acaba estropeando, y es una realidad palpable y demostrada que el proceso independentista está lastrando la economía catalana, que además de vivir un momento muy complicado con la pandemia tiene que soportar la inestabilidad política surgida tras el proceso separatista.
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