El constitucionalismo catalán nunca debería olvidar que el 1 de octubre fue un acto ilegal en contra de más de la mitad de los catalanes, y debería recordar a los dos millones de separatistas que cualquier apelación a esta pantomima no es más que un intento de seguir engañando a la ciudadanía.
De la misma manera que mintieron con la creación de las “estructuras de Estado” o con el “España nos roba”, el separatismo sigue intentando mantener el prietas las filas con un relato falso.
La retórica de Quim Torra y Carles Puigdemont intenta tapar el gran fracaso secesionista. Sus incitaciones a los más radicales no puede ocultar que el proceso separatista ha fracasado gracias a la aplicación del Estado de Derecho.
Dentro del respeto a las leyes democráticas, todo es posible. Fuera de la legalidad solo queda la defensa de la convivencia y de un Estado de derecho que ampara a todos los ciudadanos. Y la firmeza implacable de la Justicia con los delincuentes.
Comentario editorial de elCatalán.es
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