A pesar que el imparable camino a Ítaca que nuestro amado mesías Artur Mas nos indicaba con su desinteresado sentido patriótico inspirado en Guillermo Tell, el queso gruyere y los relojes de cu-cú, se ha quedado de momento en camino a Tomelloso tras el resultado de las últimas elecciones autonómicas [perdió 12 escaños], no podemos cejar en la construcción nacional que nos convertirá en uno de los grandes expresos europeos, con una locomotora basada en el 3%, el 4% y el 69%.
Para medir el sentimiento patriótico de nuestros queridos ciudadanos, y en homenaje al adalid de la ‘menjadora’, ese artista impulsor de unos premios cinematográficos [los Gaudí] que por su brillantez, ejemplaridad y honradez ha dejado a los Oscar en una ceremonia digna de la Terremoto de Alcorcón y Barragán, se ha creado una escala que en breve será más conocida que la de Richter y el sistema métrico decimal, el ‘JoelJoanmoetro’. Mejor dicho, el ‘JoelJoanometre’, que la lengua de los unionistas y los invasores solo la ha utilizado nuestro héroe particular en papeles tan brillantes como el que interpretó en ‘El corazón del guerrero’. Ni Marta Sánchez en Supernova fue tan convicente.
He aquí sus valores.
Nivel 5. Patriota absoluto. Llora cuando ve a Pep Guardiola en televisión incitando a levantarse temprano y abrir una cuenta en cierto banco con mucho ‘seny’. Se ‘toca’ al leer las páginas de opinión del ‘Ara’. Vota a Esquerra hasta los veintisiete años, y luego abraza la causa de la Catalan Royal Family, la saga de los Banca Catalana Boys. La tortilla española es conocida en su hogar como ‘tortilla de patatas’, y solo va a Madrid si por culpa del centralismo ha de hacer escala en Barajas para ir de vacaciones a Quebec, Escocia, la tierra de los indios Motilones o la Isla de Pascua. Tiene un póster del reparto de Plats Bruts en el pasillo, con la foto de Jordi Sánchez tachada con la inscripción ‘botifler’ y hace vudú con un monigote de Albert Rivera adquirido en el kiosco con cupones de ‘La Vanguardia’ en el período soberanista del diario de los Godó. En la TDT solo tiene sintonizada los canales de TV3, y al Cuní e Intereconomía para reforzar su patriotismo. Dice ‘Suiza’ cuando quiere decir ‘España’.
Nivel 4. Patriota que progresa adecuadamente. No llora al ver a Pep, solo se emociona. Aunque piensa que es injusto que Guardiola, junto al ‘Català de l’any‘ y la medalla del Parlament, no tenga el Nobel de la Paz, el Nobel de Literatura, el Nobel de Física y el Nobel de Economía. Vota a Esquerra traspasada la barrera de los veintisiete, pero comienza a pensar que igual es el momento de sentar la cabeza, o se declara seguidor de Unió, pero sector ex Vila d’Abadal, El Matí o cualquier otro sector purgado en el pasado, presente y futuro por Kid Duran i Lleida. Solo va a Madrid a hacer negocios, pero con un escapulario en plan ‘detente bala’ con un trozo de la estelada más grande del mundo, y arenilla de la montaña de Montserrat en los bolsillos. Suscriptor por tradición familiar de ‘La Vanguardia’ incluso en el período lliguista, primoriverista, republicano, franquista, ucedista, felipista, maragallista (etapa 1), pujolista, aznarista, maragallista (etapa 2), zapaterista, montillista, arturmasista (etapa light), itaquista y arturmasista (etapa loquesustémande) del diario de los Godó. A los canales ya citados añade los canales de Tarot, porque nunca se sabe si allí estará la respuesta a la gran pregunta: ‘¿Cuándo seremos libres de este estorbo llamando España?’. Dice ‘país opressor’ cuando quiere decir ‘España’.
Nivel 3. Patriota con margen de mejora. Tiene la mancha de seguir votando a Esquerra con más de cincuenta años, se define directamente como seguidor de Duran i Lleida y, los ejemplares menos apreciados, forman o han formado parte del sector catalanista del PSC. Estos últimos han de pasar por un período de desintoxicación, porque el efecto de haber estrechado mano de obreros de la SEAT, o de haber tomado boquerones fritos en cualquier caseta de feria en el Baix Llobregat es similar al de la radiación tras una explosión atómica. Tarda varias generaciones no solo en desaparecer, sino en mitigarse. Es lector de la edición en catalán de ‘El Periódico’, que alterna con el disfrute de los programas de Tele 5. A fin de cuentas Jordi González y Jorge Javier Vázquez son dos compatriotas que han triunfado en la capital del país que nos oprime. Forma parte de la AMPA de su colegio, y para demostrar su compromiso patriótico, disfruta hablando en catalán con acento alguerenc-balear a los padres de niños latinoamericanos que vienen a hacer una consulta. Hay que hacerse perdonar lo del abuelo nacido en Extremadura. Dice ‘Estat espanyol’ continuamente.
Nivel 2. Poca consciencia de catalanidad. Vota PSC, pero con la mirada más puesta en Ferraz que en Nicaragua. Apoya la inmersión lingüística, pero no entiende tanta agitación cuando los problemas principales de las escuelas son los recortes. Se atreve a leer ‘El Periódico’ en castellano, pero no le parece mal que se pacte con la Catalan Royal Family. Enganchado a La Sexta, pero se traga el TN de TV3 por costumbre, por no enfadarse con el cónyuge o porque en el fondo le entusiasma como le dan cera a los ‘suyos’ día tras día. Sus compañeros en la AMPA le miran mal cuando habla en castellano con el padre latino del supuesto anterior, y para compensarlo jura y perjura que disfruta con ‘El convidat’ y que él siempre ha apoyado que el catalán es la lengua ‘propia’ de Cataluña. Aunque no sea ni la suya, ni la de sus hijos, ni la de sus padres ni la de nadie de su entorno. A los cuarenta años se deja medio sueldo en el psicoanalista, y a los cincuenta se calma tras dejar a su pareja por un ser veinte años más joven. Dice ‘Estado español’ los martes, jueves y sábados y ‘España’ el resto de los días.
Nivel 1. Lo peor. Lo más abyecto. Lo más chungo. El ‘español’. El ser que piensa que Cataluña no es más que una comunidad autónoma de España. Lo lee todo, unos diarios para reírse, otros para escandalizarse y uno (El País o El Mundo) porque es el ‘suyo’. El sector más ‘camp’ es fan de Intereconomía y la mayoría opta entre Tele 5 y Antena 3. Si vota PP, recibe por ‘españolista’ y si vota Ciutadans, también. Generalmente es a) apedreado; b) insultado; c) escupido y d) abucheado en actos públicos en ciertas comarcas ante la mirada complaciente de los Mossos d’Esquadra, que tienen cosas más importantes que hacer, como apalear menores o practicar el tiro al ojo en medio del centro de Barcelona. Al ver a Pep Guardiola siente a) agradecimiento, sin es culé o b) ganas de ir al lavabo, si es seguidor de otros clubes. En el caso de b), utiliza ‘La Vanguardia’ para esos fines si la tienen a mano. Si haciendo zapping le aparece la cara de Albert Om, Mikimoto, Toni Soler y de otros patriotas de la ‘menjadora’ se echa la mano a la cartera para comprobar que sigue en su bolsillo. Dice ‘España’, y no se le caen los dientes.
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