El día después de que el secesionismo radical convirtiera Barcelona en un auténtica batalla campal, el gobierno de Quim Torra ha salido en tromba a cargar contra el trabajo de la Policía Nacional.
El balance es de 182 heridos y 54 detenciones, con imágenes tan impactantes como la de los antidisturbios de la Policía Nacional evacuando de la zona a un compañero inconsciente por el impacto de una piedra en la cabeza entre columnas de fuego y humo.
El vicepresidente del gobierno catalán, Pere Aragonès, ha cargado contra la Policía Nacional asegurando que «instamos al Gobierno español a que haga que su policía actúe con la proporcionalidad que marcan los criterios de cualquier policía democrática«.
Esta exigencia de «proporcionalidad» es una crítica implícita dado que están diciendo de manera velada que se ha actuado de manera desproporcionada. En cambio, ningún miembro del gobierno catalán ha mostrado demasiado interés por los policías heridos durante los graves altercados del día de ayer.
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