Lluís Llach, a pesar de su prestigio como gloria cultural del separatismo catalán, no consigue encauzar la decadencia de una ANC que está en guerra civil permanente. La última crisis la ha provocado Josep Costa, secretario nacional de la asociación y exvicepresidente de la Mesa del Parlament por Junts, que abandonó una reunión del secretariado de la entidad que se celebró este sábado.
Costa argumentó que la dirección que encabeza Lluís Llach practica en la ANC una «gestión despótica y antirreglamentaria». La causa es el relevo de Silvia Ventura, miembro de la dirección que abandonó la entidad hace unos días por motivos personales. Ventura fue elegida el año pasado como secretaría de la entidad, uno de los cuatro cargos orgánicos de la ANC junto a la presidencia, la vicepresidencia y la tesorería.
Josep Costa quiere el cargo que tenía Ventura, al que también aspira Elnur Bayranzade, que cuenta con el apoyo de Llach y que ejerce el puesto en funciones. En varias votaciones del secretariado, el máximo órgano de la ANC, que se han celebrado ninguno de los dos han conseguido los dos tercios de los votos que son necesarios.
En esta tesitura la dirección ha decidido que Bayranzade siga como secretario en funciones. Ante esta situación, Costa protestó y abandonó la reunión, lo que provocó la respuesta de Llach en la red social X: “Como presidente de la Assemblea Nacional de Catalunya, expreso mi molestia por las manifestaciones públicas del secretario nacional Josep Costa que vulneran el reglamento interno de la Assemblea».
“Ninguno de los setenta miembros del secretariado nacional de la Assemblea, tenga el pensamiento que tenga, merece calificativos relacionados con despotismo” o de “fraude reglamentario”, ha argumentado. Otro miembro del secretariado, David Miñana, ha apoyado la postura de Josep Costa, agravando el caos interno que vive la ANC.
Esta entidad ha tenido varias crisis internas en los últimos años, algunas de ellas relacionadas con los intentos de la anterior presidenta de la ANC, Dolors Feliu, de promover una candidatura separatista para el Parlament al margen de ERC, Junts y la CUP. La elección de Llach, por su prestigio como icono cultural, parecía que podía encauzar unas turbulencias que parecen no tener fin. Las últimas manifestaciones y concentraciones organizadas por la ANC han sido un fracaso de asistencia.
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