La fotografía de la jornada de la “huelga de país” ha sido la de la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, cantando L’Estaca mientras hacía un corro con algunos de los principales instigadores que Cataluña se haya dividido en dos, como Oriol Junqueras o Gabriel Rufián.
La líder de los ‘comuns’ ha dejado definitivamente su equidistancia y ha aprovechado las cargas policiales del 1 de octubre, que no fueron desproporcionadas por mucho que digan los secesionistas, para situarse dónde siempre quiso estar desde que votó “Sí-Sí” en la consulta del 9N: con los independentistas.
Por eso no es nadie para exigir “mediación”. Cuando te sitúas claramente en uno de los bandos, sobre todo cuando es el bando de los presuntos delincuentes, dado que Puigdemont y Junqueras han violado las leyes de un país democrático, no puedes jugar a pedir “sensatez” a ambos lados. Formas parte de una trinchera, así que quédate en ella en vez de jugar a qué no lo estás.
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