
Mientras la alcaldesa de Barcelona, mediante su número 2 en el Ayuntamiento (Janet Sanz) defiende aprovechar la crisis del coronavirus para evitar que las fábricas de coches vuelvan a abrir, para recolocar a los trabajadores de este sector en empleos más ecológicos, la cancillera alemana, Ángela Merkel, tiene otro plan.
Colau además ha destacado por intentar expulsar al vehículo privado de las calles de Barcelona, y desde que asumió la alcaldía en 2015 ha puesto todas las trabas posibles a este tipo de transporte, para intentar desincentivar su uso y, por lo tanto, la adquisición de coches. El anuncio de Sanz es el colofón lógico a la línea de gobierno de los ‘comunes’ en la capital catalana.
El gobierno alemán ha preparado un plan de apoyo a la automoción que incluirá ayudas por la compra de coches con todo tipo de motores, incluidos los de gasolina y diésel.
Según el plan del gobierno de Merkel la bonificación para los compradores de un turismo con motor de combustión interna será de 2.500 euros.
La ayuda básica de dos mil quinientos euros se incrementará en otros quinientos euros más euros para los vehículos que consigan más ahorro en el consumo de combustible y, por tanto, también en las emisiones de gases contaminantes. La subvención para los híbridos subirá en 750 euros más y para los eléctricos, en otros 1.500 euros adicionales.
Para poder beneficiarse de estas ayudas el precio máximo del vehículo que se compre no puede superar los 77.350 euros. El plan tendrá una vigencia hasta final de 2020.
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