
Cuatro años después que Albert Boadella designara al «gobierno en el exilio» de la región imaginaria de Tabarnia el prófugo Carles Puigdemont le ha imitado y ha hecho público los nombres de su «govern» del «Consell de la República».
Es un gobierno tan imaginario como el de Boadella, pero sin ningún tipo de gracia. Y, además, seguro que nos sale a los contribuyentes españoles por un pico, porque todas las paridas de Puigdemont las acabamos sufragando directa o indirectamente.
Vayamos al detalle: el cargo de vicepresidente del ‘govern’ lo ocupa el mayor oportunista de la historia de la política catalana, con permiso de Rafael Ribó: Toni Comín. Otro ‘jeta’ de manual, Antoni Castellà, será el responsable de Relaciones con la Assemblea de Representants y Relacions Institucionals. Aurora Madaula ocupará la ‘cartera’ de Acció Política Interior.
En el ‘ministerio’ de Desenvolupament Reglamentari estará Teresa Vallverdú. El ‘departamento’ de Suport als Consells Locals lo coordinará Montse Corrons. A Carme Garcia le han dejado la Coordinació de les Delegacions dels Països Catalans.
La Acció Internacional le ha tocado a Neus Torbisco. Como Secretari de Govern y responsable de Acció Econòmica estará Guillem Fuster. Otro prófugo, Lluís Puig, detentará la ‘cartera’ de Acción Cultural. Y el inclasificable Lluís Llach será ‘ministro’ sin cartera, como ‘conseller’ político.
Preparen sus billeteras, porque a diferencia del ‘gobierno’ de Boadella, el de Puigdemont nos costará una pasta. Sabremos de sus andanzas gracias a TV3, ElNacional.cat, El Punt Avui y otros medios dependientes del prófugo de Waterloo.
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