El 19 de junio de 1987, un potente explosivo que la banda terrorista ETA colocó en un coche en el aparcamiento de Hipercor, provocó la muerte de 21 personas y dejó heridas a 45. Sin embargo, el daño fue mucho más amplio por las secuelas psicológicas que sufrieron otros supervivientes y los familiares de los fallecidos.
La mañana de este pasado domingo se ha celebrado el homenaje oficial frente al monumento a las víctimas de este atentado en el Parque de Can Dragó de Barcelona, presidido por la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, si bien el acto no figuraba en su agenda oficial.
También han participado el teniente de alcalde de Seguridad, Albert Batlle (PSC-Units), y concejales como Josep Bou (PPC), Luz Guilarte (Ciudadanos) y Eva Parera (Valents), así como representantes de todos los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado.
Ya por la tarde, en el mismo espacio, se ha celebrado otro acto de homenaje, organizado por la Asociación Catalana de Víctimas de Organizaciones Terroristas (ACVOT), que ha consistido en una ofrenda floral y un minuto de silencio. Al mismo acto han asistido miembros de Mossos, Guardia Civil y Policía Nacional, así como representantes de Vox, Ciudadanos, PPC y Valents.

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