Acabada la Guerra de la Independencia contra Francia, España era una nación desestructurada cuya rivalidad plagó de bandoleros los caminos españoles, verdaderos dueños de carreteras y senderos. Ante tal panorama, se hizo perentoria la creación de una fuerza que pusiera orden y controlase la seguridad en todo el territorio nacional. Así, en 1844, el Gobierno de Luis González Bravo, que tenía como Ministro de la Gobernación al Marqués de Peñaflorida, determinó la creación de una fuerza policial de doble dependencia, al estilo de la gendarmería francesa, que dio en llamarse Guardia Civil. Y así, mediante un Real Decreto del 13 de abril de 1844, quedó formalmente organizada ese mismo año.
El nuevo cuerpo armado dio pronto muestra de su eficacia resolviendo el problema del bandolerismo y, en lo sucesivo, asumiendo nuevas competencias, siempre demostrando el más alto grado de voluntad de servicio y la más absoluta lealtad al Estado.
Pocos hechos demuestran mejor esto que la lealtad mostrada por el general de la Guardia Civil José Aranguren Roldán quien, cumpliendo las órdenes del Conseller de Governació de la Generalitat, Josép María España, y las de los mandos locales de la Guardia Civil, defendió la legalidad de la República (que a la sazón estaba representada en Cataluña por la Generalitat), impidiendo que el 19 de julio de 1936 triunfase el Alzamiento en Cataluña. Hecho que acabó pagando con su propia vida al ser fusilado por Franco al terminar la Guerra Civil. En fechas más recientes, pero no menos trágicas, la Guardia Civil perdió 230 agentes a manos de la banda terrorista ETA en defensa de la joven democracia española.
Hoy, como policía judicial, la Guardia Civil es la expresión viva de la fortaleza del Estado de Derecho en Cataluña. Todos los catalanes de bien hemos contraído una deuda de gratitud, respeto y homenaje con estos hombres y mujeres que, una vez más, están siendo la espina dorsal de la ley en España y que defienden con sacrificio y orgullo los derechos de todos, incluso de aquellos que hoy les acosan cuando cumplen con su deber.
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