Uno de los deportes preferidos del secesionismo más radical, sea en Navarra, País Vasco o Cataluña, es acosar a la Guardia Civil, que detenta buena parte de las competencias de la lucha contra el terrorismo.
El «tranquil, Jordi, tranquil, que és la Guardia Civil» que La Trinca insertó dentro de la canción ‘La danza del sable’ en la que parodiaba el golpe de Estado de Tejero y el mensaje de ánimo que dio el Rey Juan Carlos I a Jordi Pujol, se está convirtiendo por el secesionismo en «a por la Guardia Civil».
El respeto a las fuerzas del orden que garantizan la seguridad en un país democrático como el nuestro, España, debería ser uno de los elementos claves del comportamiento de la sociedad catalana.
Pero como los actuales rectores de la Generalitat, y los de los últimos años, se han empeñado en deslegitimar ante los ojos de su parroquia a las instituciones comunes a todos los españoles, han convertido a la Policía Nacional y a la Guardia Civil en dos espantajos para desviar la atención de sus corruptelas y de sus manejos.
Es mejor ‘vender’ a la Cataluña secesionista como les ‘oprimen’ los agentes de la Guardia Civil o de la Policía Nacional que reconocer que la Generalitat lleva paralizada años, que los servicios públicos se están deteriorando y que la situación financiera del Govern y de la comunidad autónoma en general, va a peor.
Es mejor insultar a la Justicia democrática de nuestro país que reconocer que el aventurismo de unos inconscientes empeñados en destrozar nuestro sistema de convivencia les ha llevado a la antesala de ser condenados por graves delitos.
Es mejor echar la culpa de todo a la ‘España franquista» que reconocer que lo que deberían hacer es retirarse de la política y pedir perdón por sus mentiras y por sus errores.
Y es mejor poner a los Mossos d’Esquadra a los pies de los caballos, e infiltrarlos con un buen número de mandos que más que policías son activistas separatistas, que no dotarles de un ambiente político tranquilo para que puedan hacer su trabajo con el máximo de eficacia.
Porque los Mossos que son apalizados y escupidos por los radicales de los CDRs, como por ejemplo cada vez que intentan tomar el Parlament, seguro que solo desean ser policías y cumplir con su deber. Pero cuando lo hacen, o mejor dicho cuando pueden hacerlo a pesar de sus jefes políticos, los mismos que cantan a la Guardia Civil «pim, pam, pum» les recriminan que no sean «la policía del pueblo». Por supuesto, del suyo, porque a los catalanes no separatistas los consideran «extranjeros».
Comentario editorial de elCatalán.es.
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