El independentismo domina la vida mediática y cultural catalana y los comunicadores y artistas que progresan acostumbran a ser los que reciben las bendiciones del separatismo mediático. Lo mismo pasa con los escritores, actores, humorisas o con cualquiera que quiera dedicarse al mundo de la comunicación, las letras o de las artes. Si no eres de la ‘cuerda’ secesionista, todo es más difícil, sobre todo si tu expresión cultural es en español. Tendrás el odio, o la indiferencia, por parte del aparato propagandístico independentista.
Por cada ‘Rosalía’ que consigue saltar el cordón sanitario de los propagandistas independentistas y romper fronteras, hay cien personajes como ‘Jair Domínguez’ o ‘Isona Passola’ que hacen carrera en Cataluña a base de mostrar su adhesión inquebrantable al fantasmagórico proyecto de República catalana. El atacar a España, sea con el “puta España” o de manera más refinada, cotiza alto a la hora de conseguir triunfar en la cultura y la comunicación en catalán.
Solo podemos dar denunciando sus mentiras y abusos. TV3 es ahora mismo un potente altavoz que sirve de plataforma de difusión a la propaganda secesionista y a los ‘creadores’ que luego se repartirán las subvenciones públicas de la Generalitat. Y hemos de conseguir que la televisión autonómica acabe como el Titanic, con Pilar Rahola y Toni Soler tocando el violín mientras se hunde. Denunciando sus mentiras. Difundiendo sus excesos. Y, sobre todo, creando alternativas.
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