Hay mucho debate en las redes y chats de los catalanes que defienden la unidad de España sobre la conveniencia o no de la decisión de la Plataforma por Tabarnia y Societat Civil Catalana de aplazar la manifestación y la concentración del 25 de febrero para reivindicar que Cataluña es de todos, y no solo de los secesionistas, que siguen considerándose los “únicos catalanes”.
Posiblemente SCC se precipitó al convocar una manifestación que desconvocó veinticuatro horas después. Y posiblemente la Plataforma por Tabarnia, que no olvidemos que es un colectivo de apenas un mes de vida y a la que me honro en pertenecer, no tuvo (tuvimos) en cuenta que el Mobile World Congress comenzaba el día 26, y que a lo mejor no era la mejor carta de presentación el organizar un acto masivo en la ciudad de Barcelona pocas horas antes de la inauguración. Por mucho que fuera alegre y festivo.
Por supuesto que una convocatoria constitucionalista, en defensa de la convivencia, de la vuelta de las empresas y de reconstruir la economía que los separatistas han masacrado no debería molestar a los organizadores del Mobile, ni al sector hotelero. Pero es humano entender que quieran tranquilidad, y docenas de miles de personas manifestándose, aunque sea por una buena causa, podía añadir un factor de preocupación.
Bastaba con que un grupo de activistas separatistas creara disturbios para que de repente un acto festivo se convirtiera en un dolor de cabeza a pocas horas de la inauguración del Mobile.
En los últimos meses la alcaldesa de Barcelona ha querido desanimar a los turistas a qie visitaran Barcelona lanzando mensajes claros sobre lo que pensaba de este sector, los alegres chicos de Arran han atacado hoteles y autobuses turísticos, desde el Gobierno de la Generalitat se han convocado huelgas generales y desde los partidos y entidades secesionistas se han sacado multitudes a las calles que han destrozado coches policiales.
Es lógico que quieran un poco de tranquilidad. Todo estos saraos dinamitaron las posibilidades que Barcelona acogiera la Agencia Europea del Medicamento. No es de extrañar que los hoteleros y el sector turístico en general defiendan la permanencia del Mobile World Congress. Es la única esperanza que les queda de mantener en pie sus negocios tras la nefasta política económica de la alcaldesa Colau.
Por eso tiene mucho valor el gesto de la Plataforma por Tabarnia y de SCC. A los secesionistas no les importa reventar la economía cuando montan sus algaradas o sus manifestaciones ‘pacíficas’. Las entidades constitucionalistas han apostado por la responsabilidad y por atender las demandas de un sector muy castigado por los partidos y entidades secesionistas, que han demostrado un notable afán en reventar la buena imagen que hasta ahora tenía Cataluña y, especialmente, Barcelona.
Cuando la Plataforma por Tabarnia y SCC sigan con sus concentraciones habrán ganado más legitimidad ante el sector económico catalán, porque les habrán demostrado, una vez más, que están aquí para construir, y no para destruir.
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