Muchas cosas no se han hecho bien en el Espanyol en la última temporada, desde una extraña planificación deportiva, unos fichajes a trompicones, la venta a la desesperada del que era el pichichi nacional, el escaso mimo a una afición cada vez más desencantada, una directiva con ‘tics’ nacionalistas como el reciente apoyo del club a una campaña de Òmnium Cultural.
Pero ahora toca salvar la temporada como sea, y luego intentar pedir responsabilidades a un club en el que nunca queda claro quién manda, si unos ejecutivos que parece que están de paso, unos jugadores que no siempre asumen toda la responsabilidad que deberían — con honrosas excepciones como Sergi Darder –, o unos directivos que no sabemos si tienen la mente en el RCDE Stadium o en China.
Tanto en el partido contra el Getafe, como todos los encuentros que restan hasta final de temporada en el coliseo perico, la afición se ha de volcar para dar el máximo apoyo a un equipo al que se le ve muy frágil de moral tras la desastrosa racha de un punto de veinticuatro posibles. Hemos de arroparles para que intenten remontar una situación muy complicada.
Es muy triste que el Espanyol tenga que estar recurriendo continuamente a tocar a rebato a la afición para paliar una mala planificación. La etapa Chen ha aportado una gran estabilidad económica al club, pero en el plano deportivo ha faltado ambición y, sobre todo, tener claro qué queremos ser. Pero ahora toca animar, no nos queda otra, si no queremos acabar, una vez más, en el pozo de Segunda.
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