La labor de Maite Pagaza como eurodiputada ha sido inmensa. Su trabajo ha sido fundamental en el frente exterior contra el separatismo catalán, y ha sido uno de los grandes apoyos de la Resistencia que plantan cara a los postulados supremacistas de Puigdemont y Junqueras. Gracias a ella la voz de los que luchan contra los abanderados del ‘ho tornarem a fer’ ha resonado alta y clara en Bruselas.
Esta eurodiputada y activista por la tolerancia se ha coordinado con las entidades constitucionalistas catalanas y les ha prestado su apoyo durante los diez años que ha sido eurodiputada, primero en la lista de UPyD y luego en la de Ciudadanos. Siempre ha estado dispuesta, en coherencia con su larga trayectoria política, a ayudar a los que defienden la concepción de España como una nación de ciudadanos libres e iguales, sin privilegios territoriales y que garantice los derechos civiles de todos sus habitantes.
Maite Pagaza ha combatido a lo largo de su vida el supremacismo del secesionismo catalán, porque es el mismo que supura el nacionalismo vasco. Por eso su labor ha sido tan decisiva, porque la lucha de su familia por las libertades se cobró un tributo de sangre, y la mejor manera de reivindicar la memoria de su hermano Joseba, asesinado por ETA, era defender a los más débiles, a las víctimas de los nacionalismos agresivos que buscan arrinconar primero, y expulsar después, a los que no piensan como ellos.
No perdemos a Pagaza porque haya decidido no presentarse de nuevo a las elecciones europeas, ya que no se retira de la primera línea del activismo social y cultural. Desde la sociedad civil seguirá defendiendo los derechos de todos los que luchan por una España mejor y más justa. La veremos encabezando muchas manifestaciones y promoviendo manifiestos de apoyo a un buen número de causas justas.
Simplemente cambia la trinchera institucional por la sociedad civil. Pero seguirá combatiendo a los mismos supremacismos a los que paró los pies desde el Parlamento Europeo. Pero ahora toca agradecerle estos diez años de trabajo incansable y de ejemplo intachable. Con más políticas como ella los ciudadanos recuperaríamos una fe en las instituciones que va a la baja.
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