Mientras los líderes separatistas siguen avanzando y van colocando a sus peones en todos los lugares de influencia, los constitucionalistas vamos reculando, por ejemplo en los medios de comunicación, uno de los principales núcleos de poder de nuestra sociedad.
¿Qué no debería haber “istas” en los medios de comunicación y que la selección de personal fuera solo por su capacidad profesional? Totalmente de acuerdo, pero en la Cataluña de Aragonès y Puigdemont es, por desgracia, una quimera.
Por ejemplo, los dos principales periódicos (teóricamente) no separatistas de Cataluña, ‘El Periódico’ y ‘La Vanguardia’, tienen dos directores independentistas. El primero, Albert Sáez, lo es tanto que fue el hombre en quién confió Esquerra Republicana durante el tripartito con el PSC e Iniciativa para diversos altos cargos en el ámbito mediático de la Generalitat, entre ellos la presidencia del ente que dirige TV3 y Catalunya Ràdio.
El segundo, Jordi Juan, es un secesionista de baja intensidad, pero que comparte objetivo político con el resto del separatismo. Ya no hablemos de TV3, Catalunya Ràdio, RAC-1 y el resto de medios que dominan el separatismo. Allí encuentras entre fanáticos y megafanáticos al frente de los mismos.
Algún día el constitucionalismo deberá espabilar si quiere tener un mínimo de incidencia en el mapa comunicativo catalán. Y no precisamente con proyectos como el de multimedia que se está generando alrededor de 8TV, que cuando no ficha a Toni Albà, ficha a Josep Rull.
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