El 23 de agosto de 2005 un asturiano que casi nos mandó a Segunda unos meses antes se presentó como jugador del RCD Espanyol. Ni un perico habría apostado un euro que el mismo jugador que nos dio un susto letal defendiendo la camiseta del Murcia en un encuentro que no se jugaban nada, y nosotros la vida, diría una de las frases más cojonudas que jamás ha pronunciado un futbolista de nuestro club: “Lo más bonito de Barcelona es ser del Espanyol”.
Es el único jugador al que he ido a su rueda de prensa de despedida, porque es de los pocos que me han emocionado con sus declaraciones. En un mundillo en el que los deportistas apenas pasan de “la afición está con nosotros”, “yo haré lo que diga el míster” y “no tengo otra meta que defender esta camiseta”, daba gusto escucharle hablar. Tanto o más que verle luchar sobre el césped.
Y es que Luis García ha sido un gladiador total. En el terreno de juego defendiendo la blanquiazul, y fuera de él dando la cara y hablando siempre bien, y en positivo, de nuestro club y nuestra afición. Aterrizó con ganas, y en su primera rueda de prensa aseguró que “no me preocupa la presión de tener a Tamudo de compañero de vestuario. Soy un deportista con mucha personalidad y confío en mí mismo”. También dijo del de Santa Coloma, con el que algunos periodistas le querían hacer competir que “es un gran jugador” y que pensaba que era compatible con él sobre el terreno de juego.
Se convirtió en el mejor escudero de Tamudo, su complemento ideal, el tercer estilete de un tridente mágico que maravilló a nuestra afición y que alcanzó su punto álgido con la mágica final del Santiago Bernabéu en la que ganamos la Copa del Rey del 2006. El tercer integrante, junto al de Santa Coloma e Iván de la Peña del ‘Trío maravillas’. Su debut oficial, el 11 de septiembre, fue a lo grande. Un Espanyol que había comenzado mal la Liga perdiendo en casa con el Getafe enmendó el error ganado en el campo del Málaga (1 – 2). Luis García sentenció el encuentro al marcar el segundo gol en el minuto 62. Este resultado calmó los ánimos en el vestuario y en el club.
En su primera temporada como jugador espanyolista marcó quince goles, diez en Liga, tres en la Copa del Rey y dos en la Copa de la UEFA. Disputó treinta y seis partidos ligueros, cuatro en el torneo ibérico del K.O y ocho en Europa. El que casi nos hundió en la final agónica contra el Murcia comenzó a conseguir galones en la tropa blanquiazul hasta que justo antes que comenzara la temporada 2011-12, el último día del mercado, se nos fue al Zaragoza. Y pocos días después nos marcó en La Romareda los dos goles que certificaron nuestra derrota (2-1). Tenía que ser Luis, el que nunca se rinde, el que diera la puntilla al equipo de su vida.
Pero no solo nos hizo soñar con la blanquiazul, ya que también llevó el orgullo perico a la selección española, todos ellos mientras militaba en nuestro club. Debutó el 2 de junio de 2007 contra Letonia en un partido de clasificación para la Eurocopa disputado en el estadio Skonto (0 – 2). Fue titular. Luis Aragonés era el seleccionador.
En el 1 a 3 contra Dinamarca en Aarhus (13-10-2007) que sirvió para relanzar a una España que pasaba apuros en su lucha para la clasificación para la Eurocopa, y abrió el camino a una selección que a partir de ese momento se convirtió en imparable, Luis García saltó al césped en el minuto 78. Aunque el protagonista perico de ese encuentro fue Tamudo. Luis disputó su último ‘match’ como internacional contra Italia (26-3-2008). Fue un amistoso que España jugó en Elche y que ganó por uno a cero. Sustituyó a Cesc en el minuto 67.
Uno de los momentos más inolvidables de su carrera en blanquiazul llegó en el minuto veinte del encuentro disputado el 2 de agosto de 2009 en Cornellá-El Prat. Fue en el partido que significó el final de la peregrinación del pueblo perico, tras pasar por el exilio del Olímpico durante doce largos años. Las gradas del nuevo coliseo blanquiazul rugieron cuando el asturiano reventó la red del Liverpool. 42.000 almas espanyolistas soñaron con una victoria histórica que nos hizo soñar en grandes gestas en nuestra nueva casa. Luego Ben Sahar metió dos más, pero fue el gladiador asturiano quien abrió el marcador.
Luis siempre ha sido un hombre de equipo, y sus declaraciones han contribuido en todo momento a levantar la moral de sus compañeros. Cuando tras un desastroso partido contra el Xerez en su feudo no conseguimos más que un empate tras una segunda parte para olvidar, tranquilizó los ánimos en una entrevista de Iván Molero publicada en el diario AS (4 de marzo de 2010), en la que dijo que “la oleada de pesimismo que parece que nos rodea no tiene ninguna razón de ser”. Y aseguró que “yo no miro hacia abajo”. Siempre ha sido un referente en positivo, porque es de esos jugadores que hacen club, que ilusionan a la afición. Vamos, lo que nos falta ahora, un nombre que poner en el dorsal de nuestras camisetas y de las que regalamos a nuestros hijos
En los años en los que no estuvo vinculado al Espanyol siempre tuvo palabras bonitas para nuestra afición. Estuviera en Zaragoza, México o aunque acabe jugando en una estación planetaria en la galaxia de Orión, estoy convencido que nos añora y nos quiere, porque es un perico más. Como entrenador del Mágico demostró que es todo corazón, pero la inestabilidad de la presidencia de Chen acabó con su etapa al frente del banquillo. Pero siempre será uno de los nuestros.
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