Es indignante que un grupo de radicales totalitarios revienten un acto cultural. Pero que lo hagan en una universidad pública, como ha pasado en la Universidad de Barcelona, porque el equipo rectoral no ha puesto todos los medios necesarios debería producir dimisiones entre la panda de incapaces que regentan dicho centro.
El equipo rectoral de la Universidad de Barcelona no actuó con diligencia para respetar la libertad de reunión y radicales separatistas reventaron un homenaje a Miguel de Cervantes que Societat Civil Catalana organizó en dicho centro educativo.
En Cataluña se ha instalado un estado de excepción, digno de una dictadura, en el que los radicales secesionistas deciden quién, cómo, cuándo y dónde pueden reunirse o manifestarse. Y cuándo deciden que “no toca”, revientan los derechos de los que no piensan como ellos. Unas veces son los Mossos los que no actúan con diligencia. Otras veces son los consistorios. Y esta vez le ha tocado a la Universidad de Barcelona.
Y no solo en la UB. El equipo rectoral de la Universidad Autónoma de Barcelona ha demostrado en más de una ocasión su falta de diligencia para garantizar la seguridad de todos sus alumnos, y estudiantes pertenecientes a Joves de Societat Civil Catalana han sido agredidos, amenazados e insultados.
Siempre son los mismos los que deciden cuándo toca reventar un acto, y siempre son los mismos los que sufren sus ataques. Ya basta de connivencia con la intolerancia de un grupo de radicales separatistas que han decidido expulsar de la vida ciudadana a más de media Cataluña, la Cataluña no nacionalista.
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