Joan Ferran acaba de sacar al mercado la novela ‘Bajo el murmullo de los alisios’, que ha sido publicada por Ediciones Hildy y se puede adquirir en este enlace de Amazon. Es una obra literaria situada en Canarias en los primeros momentos de la Transición, y en el que el autor muestra la cara más oscura del nacionalismo, la que envenena las relaciones humanas, incluso el amor.
¿Es ‘Bajo el murmullo de los alisios’ una novela crítica con el nacionalismo y el populismo?
Es uno de sus ingredientes. El relato tiene un afán didáctico inspirándose en lo que en su día fue la ‘Novela Ideal’ de los años veinte del siglo pasado. Sin intentar adoctrinar a nadie la narración pretende que el lector se divierta con la lectura, busque coincidencias con la actualidad y saque conclusiones.
¿Con qué premisas?
Parto de la idea de que por lo general los nacionalismos son, en si mismos, perniciosos. Generan un ‘nosotros’ y un ‘ellos’ que dificulta la convivencia y la concordia entre los humanos. Cuando a eso se añaden intereses económicos, o las aspiraciones de unas élites que quieren perpetuarse en el poder, el conflicto puede fracturar la sociedad sumiéndola en un caos cada vez más manifiesto y dañino.
¿Es una novela autobiográfica?
No es esa su intención pero sin lugar a dudas lo vivido, discutido, peleado y padecido aflora. No es una recopilación de batallitas pero si un relato de lo que aconteció y puede ser de interés colectivo. Todo escritor, consciente o inconscientemente, vuelca en sus escritos algo de lo que lleva dentro. Un porcentaje altísimo de lo narrado sucedió tal como esta en las paginas del libro. Las referencias históricas y las conversaciones con los personajes relevantes citados son verídicas y comprobables.
¿La historia de amor es, en el fondo, un diálogo entre un izquierdismo libre de nacionalismo y el tribalismo de los que defienden los particularismos localistas?
Es la constatación de que hasta los sentimientos más nobles y profundos pueden caer hechos pedazos cuando el pensamiento irracional, construido sobre emociones identitarias, nubla el entendimiento. Cuando el sectarismo entra en acción, y se pierde el respeto al discrepante, las relaciones humanas se deterioran.
¿Por qué cierta izquierda cae continuamente en los cantos de sirena del nacionalismo?
Por qué acepta los conceptos, el léxico y los mitos de un nacionalismo que reinterpreta la historia a su conveniencia. Por miedo a ser vilipendiada y marginada.
¿Qué pretende usted con la novela?
Que el lector lo pase bien, que disfrute de su historia, que le deje buenas sensaciones y que interiorice cuan necesaria es para todos la libertad de pensamiento. Como colofón que eche una mirada alrededor y identifique quien intenta manipularnos y cómo.
En el libro se narra, desde dentro, la situación de un cuartel en una época muy tumultuosa de la historia de España. ¿Cuánto hay de realidad y cuánto de ficción?
Casi todo es real, incluso buena parte de los nombres que aparecen en el texto. Los incidentes narrados sucedieron al igual que las muertes, las manifestaciones y huelgas citadas.
Es una novela de mucho ritmo, en la que la actualidad política de los inicios de la Transición se refleja de manera muy detallada. ¿Por qué quiso documentar tanto la obra?
Para que el lector no se sienta estafado. Para que sepa que lo narrado lo esta en base a lo acontecido. Para que se de cuenta, de paso, de que casi no hay nada nuevo en el discurso nacional populista. Unos y otros, los de antaño y los de ahora, cultivan la diferencia y la singularidad aunque sea inverosímil su discurso.
El protagonista es un auténtico “preso político” del franquismo, condición que usted comparte. ¿Qué siente usted cuando se llama así a dirigentes como Oriol Junqueras o Jordi Turull?
Que hay un error de apreciación y de catalogo. Si fueran presos políticos de veras no podrían hacer campaña electoral, dar ruedas de prensa, pasearse por su ciudad etc. A ellos y los suyos les va bien esa etiqueta, sacan réditos electorales…Pero estoy seguro que en su fuero interno prefieren que su caso se dirima en España – un país rotundamente democrático y respetuoso con los derechos humanos- y no en otros lugares del orbe donde no estarían tan ‘mimados’.
¿Es Carles Puigdemont un “exiliado”?
No, es un prófugo que vive en un chalet de lujo a costa de la política y de la buena fe de gentes que le creen una victima. Pedalea para no caer sin saber que quiere ni a donde va. Lo triste es que su predica es nociva para este país y su recuperación social y económica.
¿Por qué deberían nuestros lectores leer ‘Bajo el murmullo de los alisios’?
En primer lugar para pasar un buen rato entretenidos, aprovechar la ocasión para repasar de forma novelada y amena lo sucedido en un periodo convulso de nuestra historia y, finalmente, percatase hasta donde se pueden deteriorar las relaciones personales cuando las emociones identitarias nublan el razonamiento objetivo.
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