El pasado fin de semana hemos visto como Barcelona volvía a convertirse en la capital de la violencia y los desordenes públicos, y muchos se preguntaban el por qué.
El teniente de alcalde de seguridad, Albert Batlle, puso en la diana del problema al ex presidente de la Generalitat, Quim Torra, y a la presidenta del Parlament, Laura Borràs. Y a tenor de lo que os vamos a explicar, no iba desencaminado.
Según cuenta hoy el diario EL PAÍS el Govern independentista no tramitó ni una sola sanción de los Mossos a manifestantes el año pasado. La policía catalana lamenta la inacción de Interior ante las 1.200 actas presentadas en toda la comunidad autónoma.
Como es lógico, la indignación dentro del cuerpo de los Mossos es notable, y es que su trabajo a pie de calle no es efectivo por la inacción del ejecutivo catalán.
“Si hacemos todo ese trabajo de recoger datos y luego no hay ninguna sanción, ¿qué sentido tiene?”, afirma el portavoz del sindicato USPAC, Albert Palacio a EL PAÍS. Desde este sindicato consideran que una decisión de ese tipo supone una “merma de autoridad” para la policía y da a entender al ciudadano que “nunca pasa nada. Los expedientes se han quedado en un cajón. Si todo sale gratis, vamos mal. Y más en el contexto social y político en el que estamos”.
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