Están obsesionados con seguir imponiendo el catalán, cueste lo que cueste, y pese a que se haya demostrado de forma sobrada que la imposición del idioma regional no está dando los frutos que dicen buscar de potenciar que el catalán sea un idioma utilizado.
Todas y cada una de las encuestas publicadas hasta el momento indican que el catalán es utilizado cada vez por menos ciudadanos, sobre todo entre los jóvenes, que huyen de los intentos machacones, y en algunas ocasiones incluso macarras, con los que intentan imponerles su uso.
Esquerra ha dejado claro, y con luz y taquígrafos, que quiere acabar con el castellano en Barcelona. Y le ha exigido al gobierno de Ada Colau que «todos los concejales de gobierno utilicen el catalán en actos públicos institucionales«. Y además, le han exigido que de ahora en adelante los pregones de la fiesta de la Mercè «se hagan en catalán».
Los que tratan de presentar a Esquerra como un partido moderado, han vuelto a quedar retratados ante las exigencias de los separatistas, que abiertamente hablan de arrinconar el idioma común de todos los españoles. Además, lo hacen abiertamente y sin ningún tipo de pudor, y todo ello para acabar convirtiendo el catalán en una herramienta antipática y por lo tanto, cada vez menos utilizada.
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