Sergio Fidalgo presentó hace unos días su segundo libro dedicado a la televisión pública catalana, ‘TV3, el tamborilero del Bruc del procés’. Esta obra, que ya está a la venta en Amazon (se puede adquirir aquí), cuenta también con un pequeño “diccionario de TV3” en el que Fidalgo relata algunos excesos de la cadena y de sus estrellas y colaboradores, tanto en pantalla como en sus redes sociales. Es un libro de entrevistas en el que Jordi Cañas, Regina Farré, Joan Ferran, Teresa Freixes, Joan López Alegre, Ferran Monegal, Julia Moreno, David Pérez, Xavier Rius y Daniel Sirera dan su visión sobre esta televisión aparentemente pública, pero a la que Fidalgo define, citando a Monegal, como una “televisión privada”, al estar dirigida exclusivamente a los televidentes independentistas.
Usted ya escribió un libro sobre la televisión de la Generalitat titulado “50 hazañas de TV3”. ¿Por qué otro libro?
Porque hay que denunciar que TV3 se dedica a la ingeniería social. Es un medio que intenta convencer, y lo ha conseguido con bastante éxito, a centenares de miles de catalanes que España es un país atrasado, una especie de semidictadura que conviene abandonar lo antes posible. Cada día, durante treinta y seis años ha construido un imaginario particular en la que lo español es ajeno. Lo que ha hecho con el estallido del procés ha sido simplemente apretar el acelerador para intentar mantener cohesionadas las filas independentistas, sobre todo después del fracaso del 1-O.
Es un libro de entrevistas, ¿por qué ha escogido este formato?
Hay más de media Cataluña que no solo ha desconectado de TV3, medio al que sostienen con sus impuestos, sino que además se siente excluida y/o ofendida. Las diez personalidades que opinan en el libro nos dan diferentes puntos de vista del porqué la televisión de la Generalitat ha dejado de ser un servicio público para convertirse en un altavoz propagandístico del secesionismo.
¿En qué se diferencia la TV3 de antos del ‘procés’ de la actual?
Que ya no disimula. Antes al menos guardaba las formas y cumplía las leyes e intentaba que no se notara mucho el sesgo nacionalista que ya tenía en la etapa pujolista y durante la época en que la dirigió ERC, durante el tripartito. Con el procés no le ha importado desafiar a la Junta Electoral, al Tribunal Constitucional, y que sus platós se hayan convertido en un foro en el que se insulta sin problemas a los líderes constitucionalistas. Y en todas las franjas, y en todos los géneros televisivos. Antes “orientaba” a la opinión pública catalana, ahora directamente es una herramienta de propaganda secesionista.
¿Qué siente usted cuando escucha que en TV3 hablan de “presos políticos” o “president en el exilio”?
Es una vergüenza, siento que me apuñalan, pagando yo el puñal. Porque es una televisión pública, que mantenemos todos con nuestros impuestos, y que debería respetarnos a todos. Y los catalanes que defendemos que España no es un país dictatorial que tiene “presos políticos”, sino una democracia en la que se juzga a los que cometen delitos, somos despreciados por los dirigentes de la televisión de la Generalitat. Y de “exiliado” nada, Puigdemont es un “vivales”, como le define el gran Albert Soler, que se fugó de la justicia para seguir viviendo del cuento.
¿Qué hay que hacer con TV3?
Si consideramos el estremecedor silencio de los cerca de dos mil trabajadores de TV3 ante la conversión de la televisión pública en una correa de transmisión de las consignas de ERC y el PDeCAT me temo que no tiene remedio.
¿Entonces?
Hay que cerrarla y volverla a refundar. Los directivos de TV3, con la complicidad activa o pasiva de la inmensa mayoría de los trabajadores, han decidido, conscientemente, que les importa un bledo lo que sientan o piensen millones de catalanes. Solo hacen televisión para el sector secesionista de la población. Hay que comenzar desde cero, y crear una televisión pública al servicio de todos.
¿Qué programa de TV3 destacaría por su capacidad de manipulación?
El Preguntes Freqüents que elabora la productora de Andreu Buenafuente, ahora propiedad de Mediapro. Este programa es el principal escaparate de TV3 para introducir la agenda política del separatismo en la población catalana. Tocan cada semana los temas que más les convienen a los partidos en el Govern, con el tratamiento más favorable para sus intereses. El crítico televisivo Ferran Monegal, uno de los entrevistados, lo llama “el Palmar de Troya”, y considero que es una definición más que adecuada. Allá van todos los ‘procesistas’ a confesarse y así aumentar su parroquia.
Monegal también ha inspirado el título y el subtítulo del libro.
Así es. Suya es la comparación de TV3 con el tamborilero del Bruch, siempre metiendo ruido para amplificar los mensajes del independentismo y así hacer ver que son más personas de las que realmente son. También es suya la definición de TV3 como una televisión privada, al estar al servicio solo de los catalanes independentistas, ignorando al resto de la población.
¿Por qué hay tantos personajes en TV3 que se dedican a insultar a los españoles, sea en antena o en sus redes sociales, como Jair Domínguez?
Porque prosperan. A Empar Moliner no le fue nada mal quemar una Constitución en TV3. A partir de la polémica posterior pasó a ser presentadora de un programa diario en Catalunya Ràdio. La productora de Toni Soler sigue teniendo contratos millonarios con la televisión de la Generalitat, a pesar de las polémicas que ha levantado. Jair Domínguez, que continuamente dice “Puta España” tanto en Twitter como en los espacios que colabora, tiene programa en TV3, Catalunya Ràdio y en streaming. Domínguez demuestra que decir “Puta España” es un pasaporte para el éxito profesional en TV3. Y están convirtiendo a una radical como Juliana Canet en un ejemplo para la juventud catalana, cuando es una activista secesionista que ha incitado a la rebelión y a aparcar el pacifismo.
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