
El nuevo equipo de gobierno del Ayuntamiento de Tarragona, presidido ahora por Rubén Viñuales (PSC y ex CS), hacía público recientemente, en una rueda de prensa, que van a relanzar la política de Memoria Histórica, llevada a cabo hasta ahora, instalando siete nuevas placas informativas, para señalizar lugares de lo que llaman “Memòria de la repressió franquista a la ciutat”. Así lo manifestó la socialista Sandra Ramos, concejal de “Memòria Històrica” del ayuntamiento, en un acto institucional de colocación de una de estas placas en la Muntanyeta de l’Oliva en el que dijo que lo consideran “un deure moral amb el nostre passat, pressent i futur” y una forma de “dignificació de les persones assassinades, torturades i represaliades…”. Añadiendo, al final, que lo hacían, además, por el mandato de la Ley de Memoria Democrática, aprobada, por cierto, con los votos de social-comunistas, separatistas y filoetarras.
La citada ley, no es más que una nueva vuelta de tuerca de la ya sectaria Ley de Memoria Histórica de Zapatero (de 2007), que ahora han llamado perversamente Ley de Memoria Democrática, pues es una ley de carácter totalitario y claramente ideológica. Es en realidad, una antidemocrática ley de desmemoria histórica, bajo cuyo disfraz, se pretende dividir y enfrentar a los españoles, falsificando la historia, ocultando determinados hechos históricos y rompiendo con el pacto constitucional de 1978, donde se intentó acabar con el guerracivilismo, en una España sin vencedores, ni vencidos que mirara ante todo al futuro. En la misma se niega en la práctica la libertad de opinión, investigación y cátedra, lo que la convierte en una Ley totalitaria.
En Tarragona, desde hace más de una década (con gobiernos del PSC y de ERC) se vienen organizando, con patrocinio Institucional, por el llamado Fòrum de Tarragona per la Memòria y el Memorial Democratic, multitud de actos desde la única perspectiva de la izquierda y el separatismo, es decir desde una perspectiva maniquea, sectaria, y de parte. Entre otras cosas se organizan “visites guiades pels llocs de la repressió franquista a la ciutat” a las que, con un afán claramente adoctrinador, se suele invitar a participar incluso a los centros educativos.
Este año además, se están realizando gran cantidad de actos (patrocinados por el Ayuntamiento, la Diputación y la Generalitat) enmarcados dentro de la llamada Memòria Democràtica de Tarragona, con los que se pretende recordar, como se ha hecho en años anteriores, lo “atroz” que fue la represión franquista y lo bueno que fue el republicano Front Popular. En este sentido, sólo entre el 15 de enero al 9 de junio se han organizado la friolera de 35 actos, para denunciar exclusivamente la represión franquista. Pero en ninguno de estos actos se ha recordado ninguna de las incontables atrocidades cometidas por las milicias del republicano Front Popular en la retaguardia de nuestra ciudad.

En Tarragona y en Cataluña, de los crímenes y la terrible represión que se vivió en la retaguardia republicana presidida por Lluís Companys, más allá de algunos historiadores y especialistas, prácticamente nada saben hoy los ciudadanos en general, pues este asunto desde hace casi cinco décadas se ha convertido en un tema tabú y esta parte de la Memoria Histórica está, según podemos constatar, en proceso de ser borrada.
En Tarragona, y en el resto de Cataluña, se ha llevado a cabo, además, la retirada masiva de cualquier símbolo que pueda ser considerado franquista, incluidas unas pequeñas e inofensivas placas metálicas existentes en muchos edificios, construidos a finales de los años 50, donde podía leerse: “Ministerio de la Vivienda, Edificio construido al amparo del régimen de Viviendas de Protección Oficial”. Mientras, por otro lado, no han parado de homenajear o inaugurar, con patrocinio institucional, monumentos, placas, avenidas, parques y calles dedicadas a siniestros o controvertidos personajes como Lluís Companys bajo cuyo mandato fueron asesinadas, entre 1936 y 1939, al menos, 8.352 personas, casi el doble de las producidas por la posterior represión franquista; y dentro de estos 2.437 fueron religiosos (4 de ellos obispos) y se destruyeron o profanaron más de 4.000 edificios religiosos. Pero en Tarragona, reitero, los sucesivos gobiernos municipales se han dedicado a denunciar exclusivamente la represión franquista y a ocultar sistemáticamente, de forma deliberada, los desmanes y los crímenes producidos por el Front Popular.
Miran lo sucedido con un solo ojo, pues no les interesa contar toda la verdad histórica, les interesa solo una parte de la verdad y a veces torcida, para intentar así justificar su ideología y sus políticas sectarias. Ustedes, izquierdistas, separatistas y presuntos progresistas, a menudo con el silencio cómplice de ciertos sectores de una derecha acomplejada y de una parte importante de la propia Iglesia, pretenden reescribir la historia, satanizando el franquismo y sus consecuencias, mitificando la Segunda República, dando como ganadores a los que perdieron la guerra, negando desde su guerracivilismo la realidad histórica e imponiendo un determinado relato , donde desde su presunta superioridad moral e intelectual, los republicanos del Frente Popular serían “los buenos” y los franquistas “los malos muy malos”, es decir quieren que el relato final y definitivo sea ahora el impuesto por ustedes.
Lo que ustedes están haciendo, recuerda demasiado a lo descrito por George Orwell (que por ser simpatizante de los trotskistas, tuvo que huir en mayo de 1937 a Francia perseguido por agentes soviéticos y social-comunistas del PSUC), en su novela “1984” donde escribe: “Toda grabación ha sido destruida o falsificada, todo libro reescrito, toda fotografía retocada, toda estatua y edificio público rebautizado, toda fecha ha sido alterada. Y el proceso continúa día tras día y minuto a minuto. (…). Nada existe excepto un presente sin fin en el que el Partido siempre tiene razón (…) Si el Partido podía alargar la mano hacia el pasado y decir que este o aquel acontecimiento nunca había ocurrido”. Orwell nos intentó, en esta novela y en “Rebelión en la granja” (1945) – una fábula amarga sobre el régimen soviético-, abrir los ojos sobre cómo funcionan los regímenes totalitarios.
Por poner solo unos ejemplos:
¿Saben nuestros ilustres concejales que la tarde del día 21 de julio de 1936 llegan a Tarragona varios camiones, con las siglas pintadas de CNT-FAI, cargados con exaltados milicianos procedentes de Barcelona que, al llegar a Tarragona, saltaron decididos de los camiones y junto a otros de la localidad, lo primero que hicieron fue dirigirse al cercano convento de Santa Clara para pegarle fuego por los cuatro costados, teniendo que huir las monjas despavoridas? Y luego, subiendo a la Parte Alta, abrieron las puertas de la cárcel de Pilatos y después de entregar armas a los presos, hicieron lo mismo con buena parte de las iglesias, quemando o destruyendo artísticas imágenes religiosas e importantes retablos, así como prácticamente todos los valiosos Pasos de Semana Santa?
¿Sabían que la primera persona asesinada en la ciudad de Tarragona, el 23 de julio de 1936, por una patrulla de milicianos, fue el sacerdote Lluís Janer Riba, al que a plena luz del día vieron asomado en el balcón de su casa y después de obligarlo a bajar, en el portal, de la concurrida Plaça del Fòrum de Tarragona, le pegaron varios tiros en la cabeza y ensangrentado lo arrastraron hasta un montón de escombros que había en la esquina de la calle de Santa Ana y ante la mirada de unos atónitos vecinos se alejaron diciendo: “Ja se l’emportarà el carro de la brossa”?
¿Sabían que la madrugada del 27 de julio de 1936, una patrulla de milicianos del Front Popular, encabezada por Josep Recasens Oliva (conocido como el ‘Sec de la Matinada’) se personó en el domicilio del doctor Josep M. Vives Salas en la Rambla Nova 28, deteniéndolo y trasladándolo maniatado en un coche a la “Era del Delme” situada detrás de la actual Plaça Tàrraco), donde lo rociaron de gasolina y lo quemaron vivo. Y al abandonar su familia la casa, por miedo, esta fue confiscada por la CNT y convertida sede de la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento?
¿Sabían que el republicano Front Popular confiscó (como todos los edificios religiosos) el Seminario de Tarragona y lo convirtió en sede del Tribunal Popular. Y que allí, dicho Tribunal compuesto por miembros de ERC, POUM, CNT, FAI, PSUC, UGT, ACR y UdR, condenó a muerte, entre otros, al Hermano de La Salle, Manuel Barbal (San Jaime Hilari), porque sabía latín y enseñaba religión a los niños?
¿Sabían que después de un intento fallido de extorsión económica, por parte de una patrulla de milicianos, estos asesinaron en un tiroteo, en su casa de la calle Caballeros nº12, al abogado Francesc Yxart y Moragas, que había sido presidente de la Real Sociedad Arqueológica de Tarragona y Alcalde de Tarragona?
¿Sabían que en Tarragona, además de la cárcel de Pilatos que en los primeros días de la Guerra quedó abarrotada de presos, se habilitaron varios barcos como prisión: Río Segre, Cabo Cullera y posteriormente el Isla de Menorca y el Mahón, todos ellos en muy mal estado e inactivos, que anclados en el Muelle Transversal funcionaron como “chekas flotantes”, siendo el más destacado y terrible el “Río Segre” que llegó a alojar a más de 300 prisioneros, que sobrevivían en condiciones infrahumanas y que buena parte de los que por allí pasaron, salieron de sus bodegas para ser fusilados (sin juicio previo) con el método de las denominadas “sacas” ( según el historiador A. Montero, al menos, fueron asesinadas 218 personas, la mayoría religiosos)?
¿Sabían que en la torre del Pretorio romano han colocado una placa informativa del Memorial Democràtic, donde falsificando la historia, se informa que dicho lugar (entre 1939 y 1945) fue convertido en una terrible cárcel franquista y no se dice absolutamente nada, es decir se oculta, que anteriormente entre 1936 y 1939 fue utilizada como una siniestra prisión del republicano Front Popular?
¿Sabían qué el dirigente de la CNT, Joan Peiró (ministro con Largo Caballero) escribió: “Tots els sectors antifeixistes, començant per Estat Català i acabant pel POUM, passant per ERC i pel PSUC, han donat un contingent de lladres i assassins igual, almenys, al que han donat la CNT i la FAI“?
Y podríamos seguir relatando casos y más casos de las siniestras hazañas que protagonizaron, en Tarragona, los milicianos del republicano Front Popular, tan admirados por la concejala de Memoria Histórica.
La historia es una disciplina que debe someterse a las verdades de hecho y que impone determinadas obligaciones éticas y morales. Pero aquí, nadie tiene intención de contarle esta parte de la historia; al contrario, aquí, unos y otros, seguirán con sus ocultaciones y sus manipulaciones, alimentando el victimismo, el izquierdismo, el separatismo y el discurso del odio contra España.
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