Ha sido un éxito. Hemos sacado a un montón de ciudadanos a la calle. Hemos demostrado que somos más que los secesionistas, porque si ellos eran un millón en la última ‘Diada’ según sus cifras, como este domingo éramos más podemos asegurar que hemos juntado a un millón y medio de personas. Así que Societat Civil Catalana se ha quedado corta al decir que éramos solo un millón.
Por cierto, le diría al intendente de la Guardia Urbana que se compre unas gafas bien graduadas. O que le haga menos la pelota a la alcaldesa Ada Colau. Porque decir que en la última ‘Diada’ había un millón de personas y hoy difundir una asistencia tres veces menor (350.000) demuestra el nivel de indignidad al que ha llegado el equipo de gobierno municipal dels ‘comuns’ y la dirección de la policía local barcelonesa.
Las ‘facilidades’ dadas por el Ayuntamiento para facilitar a los manifestantes su comodidad para desplazarse han sido indecentes. Los convoyes estaban colapsados, en las estaciones, salvo en Urquinaona, apenas había personal para poner orden en el caos e intentar evitar avalanchas o que la gente intentara entrar en vagones colapsados. Ada Colau considera que los constitucionalistas somos basura y nos trata como a tal.
Tomamos nota, alcaldesa de los secesionistas que no de todos los ciudadanos. Está tan capacitada para pedir “mediación” y “diálogo” como la tipa que dijo que le habían roto la mano y luego confesó que tenía capsulitis en un solo dedo. Por cierto, concejala de Esquerra. Que Ada siga bailando el corro de la patata con Gabriel Rufián y Oriol Junqueras mientras luego dice que no está en ningún bando. Cada vez engaña a menos gente la alcaldesa del “Sí – Sí”.
TV3 ha demostrado que no es un servicio público al servicio de todo los catalanes, que estamos tirando a la basura cientos de millones de euros en un medio que solo sirve para difundir mentiras y generar odio, y que lo mejor que podríamos hacer sería cerrarla para refundarla desde cero. No vale la pena intenta reformar lo que ya está podrido.
En el noticiario nocturno del sábado destacó que los que daban apoyo a la manifestación eran “Falange y Plataforma per Catalunya”, poniéndoles casi al mismo nivel de importancia que a la entidad organizadora, Societat Civil Catalana. Es solo una anécdota más dentro del manto de manipulación que esta cadena difunde cada día, a cada hora, en todas las franjas de su programación.
¿Y ahora qué? Nos hemos juntado muchos, hemos levantado nuestra moral. Pero ahora llega la hora de la verdad. Más de una persona a la que quise entrevistar para colgar su testimonio dijo que no, que me decían lo que quisiera, pero que no querían ser grabados. Todavía hay mucho miedo. Si nosotros nos seguimos callando, y los secesionistas siguen envalentonados, lo de hoy no servirá de nada.
No se callen. Si en facebook un ‘amigo’ o ‘amiga’ dice que hoy éramos una banda de borregos manifestándonos o cualquier otra falta de respeto, dígaselo. ¿Qué pierde una amistad? Una persona que no respeta sus ideas no es ‘amigo’, es otra cosa. No pasen ni una, ni en sus chats de whatsapp, ni en redes sociales, ni en la oficina, ni en reuniones familiares.
Los constitucionalistas tenemos el mismo derecho a ser respetados que ellos. Los secesionistas llevan años dando la matraca, saliendo a la calle y dándonos la murga con su rollito de “la revolución de las sonrisas”, “volem votar”, “España nos roba”, “España es un Estado totalitario” y otras monsergas fabricadas en gabinetes de comunicación que usted paga con sus impuestos.
Ahora nos toca hablar a nosotros. Ya está bien de agachar la cabeza mientras ellos gritan. Que sepan que si ellos tienen sentimientos y tienen derecho a expresarlos, nosotros también. No dejen que les perdonen la vida.
Usted es igual que ellos, no está en un plano inferior. Todos somos ciudadanos de un país democrático y libre que se llama España. Si no nos callamos, ganaremos. Si lo hacemos, los secesionistas vencerán.
Qué el gran éxito de hoy no sea flor de un día depende de ustedes.
Y quiero aplaudir la gran labor de Societat Civil Catalana. Ha hecho posible que la “mayoría silenciosa” dejara de serlo.
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