El pasado jueves se celebró un pleno ordinario en la localidad barcelonesa de Cardedeu, como viene siendo habitual cada mes, pero en esta ocasión el secesionismo estaba más alterado de lo normal.
Y es que la gasolina que los líderes del proceso separatista están vertiendo sobres sus «fieles» tiene consecuencias, y las sufren en primera persona los concejales de los partidos constitucionalistas.
Esto le sucedió a Enrique Jimeno, único concejal de la formación naranja en Cardedeu, que durante su intervención en el pleno tuvo que aguantar una sonora cacerolada y el desprecio de los miembros del equipo de gobierno de la ciudad.
Tanto el concejal de Ciudadanos como un afiliado sufrieron el hostigamiento independentista mientras el único policía que se encontraba en el pleno trataba de calmar a las masas separatistas y proteger a los constitucionalistas.
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