En estas elecciones del 14 F, cualquier constitucionalista que no vote estará allanando el camino del separatismo. A estas alturas del “procés”, todos somos conscientes que una de las dos mitades en las que se ha partido la sociedad catalana está tan movilizada, radicalizada y comprometida con su quimera, que llueva, truene o caigan chuzos de punta, ira a votar en masa.
Sin embargo, el constitucionalismo (más racional y menos emocional) ha perdido la capacidad de movilización surgida del intento de golpe a la Constitución de septiembre/octubre de 2017. Ya no prima el “procés” en su percepción de la realidad inmediata, ya pesa más la crisis, el COVID, la vivienda y mil problemas más que la defensa de la libertad. P
En una situación normal, estos problemas deberían ser los que movilizaran al votante en unas elecciones. Pero no estamos en una situación normal. El “procés” no ha muerto. La voluntad de destruir la nación, la convivencia y la democracia permanece igual que hace 3 años. Si ganan en escaños y en votos, como parece previsible, veremos como las calles volverán a agitarse. Volveremos a presenciar como en el Parlament se intenta de nuevo romper con el orden constitucional.
Como en su 1 de octubre, les importará bien poco la baja participación, dirán que son mayoría, actuarán en nombre de todos, atacarán nuestras libertades y la pesadilla continuará con más fuerza. Esto no ha acabado ni acabará en años, luego la proclama es muy sencilla: si tu no votas este 14 F, ellos ganan. Así de claro.
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