Las playas de Barcelona ha permanecido abiertas en la noche de San Juan, y como era de espera el incumplimiento de las normas ha sido la tónica general de la noche. Justo en el momento que el COVID-19 vuelve a relanzarse, y además entre los más jóvenes.
Estaba prohibido acceder a la arena de las playas con bebidas alcohólicas, tiendas de campaña o aparatos de música, pero el descontrol ha reinado en el litoral de Barcelona y los incumplimientos han sido la nota predominante.
La Guardia Urbana ha destinado 150 agentes a velar por el buen funcionamiento de la verbena en el litoral barcelonés. A pesar de la fuerte presencia policial, no ha habido controles a pie de playa y se ha podido acceder con botellas y otros objetos no autorizados.
También cabe recordar las quejas que un grupo de vecinos lanzó, incluso con exigencia de dimisión para la alcaldesa Colau y su equipo de gobierno, sobre las molestias que se producían en el barrio de la Barceloneta en días como ayer o fines de semana. La Guardia Urbana puso en marcha un operativo para evitar que los jóvenes atravesarán las calles del barrio a altas horas de la noche, pero fue del todo insuficiente. Los vecinos del barrio volvieron a mostrar sus quejas a través de las redes sociales.
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