A principios de curso 2019 se detectó que el agua que bebían los niños que asistían a la guardería Cobi, situada en el distrito barcelonés de Sant Martí, bebían agua contaminada. El problema se debía al mal estado de las cañerías. Durante las vacaciones navideñas del 2019 se procedió a sustituir parte de las cañerías.
Por aquel entonces se dio el tema por solucionado y zanjado, pero según cuentan los compañeros de Metrópoli Abierta el asunto no estaba ni mucho menos cerrado, y ahora se ha sabido que el agua sigue estando contaminada.
Cuando este año comenzó el curso y por recomendación de la Agencia de Salud Pública de Barcelona los responsables del centro cada lunes dejaban correr el agua durante un rato en todos los grifos. Pero en el mes de noviembre uno de los educadores comprobó que el tono del agua era azul, lo que hizo saltar de nuevo las alarmas.
Entonces la Agencia de Salud Pública decidió llevar a cabo una segunda comprobación y se volvió a detectar un alto nivel de metal en el agua del centro, por lo que se tomó la decisión de llevar a cabo una segunda actuación en las cañerías del centro educativo.
Como es lógico el grado de indignación de las familias es tremendo y están valorando muy seriamente pedir responsabilidades por la contaminación del agua de la guardería. Un centro que es relativamente nuevo, ya que la obra es de 2011 y en el que la administración ha ido poniendo parches y jugando con la salud de los niños que acuden a dicha guardería.
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