Este sábado el diario ‘El Mundo’ publicó que el instituto Frederic Mompou, en la localidad barcelonesa de Sant Vicenç dels Horts había enviado a sus profesores unos cuestionarios para saber el idioma que utilizan en su ámbito privado. Son cuestionados por el idioma que utilizan cuando interactúan con la familia, con los amigos o cuando usan el teléfono móvil.
Es la ‘Stasi’ educativa catalana, que intenta amedrentar a los docentes para que erradiquen el español como lengua no solo de uso educativo, sino social. La presión que en multitud de claustros de docentes alrededor de Cataluña se ejerce para que los profesores solo hablen catalán mientras estén en las instalaciones escolares se comienza a trasladar a la vida privada.
Es la ofensiva del separatismo para imponer el catalán como única lengua. Tras cuarenta años de hegemonía política nacionalista, con miles de millones de euros gastados en herramientas — Educación, TV3, subvenciones a medios privados, ayudas a entidades hispanófobas — para intentar imponer el catalán se han dado cuenta que su política ha fracasado y que el uso social del catalán está retrocediendo.
El separatismo ha convertido, a los ojos de muchos catalanes, en la lengua de la imposición. En vez de cambiar su actitud, ha redoblado su apuesta iniciando una campaña de delación lingüística bien regada con fondos públicos en todos los ámbitos, subvencionando a entidades hispanófobas para que denuncien a aquellos docentes que usan el español y para que presionen para que el catalán sea lengua única en la educación en Cataluña.
Catalán y castellano, las dos lenguas oficiales de Cataluña, podrían convivir en armonía en la educación, tal y cómo pasa en la vida real entre los ciudadanos. Pero el separatismo sigue con su política de imposición, y no podemos tolerar este nuevo ataque a las libertades civiles de los hispanohablantes. Frente a la ‘Stasi’ educativa independentista solo queda denunciar y luchar. Y no rendirnos.
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