El largo culebrón que el ex concejal, ex diputado y ex miembro de la mesa del Parlament, Pau Juvillà de la Cup, lleva protagonizando en los juzgados, es relatado por su parte y por el resto de fuerzas independentistas como una épica y heroica confrontación entre las diminutas fuerzas separatistas y el todopoderoso Estado español.
Una suerte de balada acerca de la tenacidad de la lucha de la causa justa y verdadera de la libertad, que protagonizan frente a la represión cruel de los totalitarios tentáculos armados y muy fascistas de España, los prevaricadores jueces, las torturadoras fuerzas del orden y, por supuesto los colaboracionistas del régimen, o lo que es lo mismo, servidora y este diario en el que colaboro.
Así, el relato que colocan acerca de su inhabilitación es, y voy a citar textualmente: “Que el legislativo, el poder democrático del pueblo, esté por debajo del poder judicial no pasa en ningún lugar del mundo.” “Poner un lazo amarillo en la fachada del ayuntamiento de Lleida es propaganda electoral y merece inhabilitación y sanción.” “Condenado por colgar un lazo amarillo… este es el nivel de la democracia española.” “Una vez más, la justicia española vulnera los derechos y libertades democráticas de Pau Juvillà. Hay que seguir luchando para conseguir la amnistía para devolver al terreno de la política la resolución del conflicto.” Podría seguir, pero no quiero aburrirles.
Si no sienten el pecho enardecido y unos deseos irrefrenables de ir a por pertrechos para la batalla, es que o bien no tienen el corazón sensible y el cerebro derretido, o bien pertenecen a la nutrida multitud de ciudadanos que no le vemos el sentido heroico a desobedecer los requerimientos de la Junta Electoral y de Fiscalía.
Porque eso tan aburrido y prosaico es lo que sucedió de verdad. Yo denuncié en la Junta Electoral (JE) a todos los grupos que colgaban simbología política en las fachadas del Ayuntamiento, y este organismo envió requerimientos a todo quisque y los únicos que desobedecieron fueron los de la Cup.
A los miembros de la JE las milongas y boleros que les dieron por respuesta tampoco les convencieron, dieron traslado a Fiscalía y ésta inició el proceso. Que por eso de los largos plazos judiciales se resolvió en el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña, ya que el sr. Juvillá había dejado de ser concejal para convertirse en diputado y miembro de la mesa del Parlament.
Resultado: Seis meses de inhabilitación y multa de 1.080 € por desobediencia. Ésto en 2021. Y cómo digno sucesor de Braveheart, el señor Juvillà recurrió al Tribunal Supremo. Hace cinco días conocimos que el TS ratificaba la condena, cosa que ha motivado las reacciones que han podido leer más arriba.
Y como siempre hay un camino que seguir en la atribulada vida del héroe, ahora piensa elevar su tortura al Tribunal Constitucional y si ahí tampoco se le resarce, a los tribunales Europeos, que todos sabemos que el mundo nos mira…
Sin embargo, yo hay una cosa en la que estaré de acuerdo con el señor Juvillà, que cita a Salvador Seguí en estos términos: “Dejando de lado los incidentes de la lucha, que hagan lo que quieran nuestros enemigos, triunfaremos y llegaremos al final con una sonrisa en los labios.”
Pues sí, es difícil luchar contra el separatismo y su omnipresencia. Es complicado defender la neutralidad en las administraciones públicas, la separación de poderes y el Estado de Derecho en Cataluña, hoy y hace cinco años. Quizás poner escritos denunciando los hechos no esté revestido del lirismo épico del que ellos hacen gala, pero es lo correcto. Y cuando lo correcto triunfa, yo desde luego lo observo con una sonrisa en los labios. Con una enorme sonrisa.
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