El nacionalismo es miseria económica, una realidad que el separatismo trata de ocultar, pero los números hablan por si solos. La deuda catalana se ha disparado durante el ‘proceso’ secesionista.
Desde que Artur Mas decidió en 2012 embarcar a Cataluña en un camino hacía la ruptura de la convivencia, la deuda de la Generalitat ha pasado de 35.000 € millones a 79.000, un 123% más en solo 10 años.
Cataluña ha sufrido un descenso de ingresos, como el resto de las comunidades autónomas, durante el transcurso de la crisis económica que se inició en 2008, pero no ha hecho un esfuerzo para compensarlo en el capítulo del gasto.
Mientras la deuda pública crece de manera desorbitada, el Govern sigue malgastando el dinero de los catalanes en embajadas en el exterior o en mantener unos medios de comunicación públicos con un presupuesto absolutamente desorbitado y que sirve para insultar a la mayoría de catalanes.
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