Pedro Sánchez ha vuelto a indultar a los golpistas separatistas para tener estabilidad en el Congreso de los Diputados, y seguir forjando, para el futuro, una coalición estable de Gobierno con los partidos secesionistas para no tener que abandonar La Moncloa.
Lo que clama al cielo es que el líder socialista venda una operación de política parda, la reforma del delito de sedición y los indultos a Junqueras y amiguetes, como una decisión que facilita la “concordia” y la “reconciliación”.
No hay “concordia” porque en la televisión que dirige Pera Aragonès y Carles Puigdemont, TV3, se ofende cada día a los catalanes no nacionalistas y se sigue escuchando “Puta España” en algunos de sus programas. No hay “reconciliación” porque la ANC y Òmnium siguen difundiendo en el extranjero que España es un país totalitario con una justicia intolerante, insultando gravemente a nuestro sistema democrático.
Además, Esquerra y Junts solo gobiernan, desde el gobierno autonómico que saquean cada día, para la Cataluña independentista, marginando a millones de ciudadanos no separatista. Y, sobre todo, porque sus líderes siguen instalando en el “lo volveremos a hacer” y nos chulean cada día con sus bravatas.
Sánchez ha dejado tirados a millones de catalanes no separatistas. Nada nuevo, estamos acostumbrados a que el Gobierno de España nos deje tirados, aunque lo de indultar a golpistas va más allá. Ni González, Aznar, Zapatero y Rajoy habían llegado tan lejos.
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