Viendo la despedida que este sábado el Camp Nou le dedicó a Gerard Piqué, uno de los tipos que contribuyó a arruinar al club azulgrana exigiendo un salario fuera de mercado para un futbolista ya en decadencia, me alegré de no ser aficionado culé.
Hablamos de Piqué, el que se cachondeó del Barça con el asunto de Griezmann, que en vez de dedicarse en cuerpo y alma a ser jugador del Barça estaba más pendiente de conseguir comisiones en los países del Golfo que en meter la pierna.
El Piqué de la ‘agitada’ vida social que creó mal ambiente en el vestuario azulgrana. El que piensa más en el porvenir del Andorra que en el del Barça, el ’empresario’ del tenis… A este le aplaudieron a rabiar. Bueno, son así, por eso ni ven que Joan Laporta les está hundiendo económicamente el club.
Cuando tengan que vender el Barça a un fondo norteamericano o a un jeque, ya despertarán. O no, ya les venderán que es necesario tener un dueño millonario para poder plantar cara al Real Madrid y se lo tragarán. En fin, es su problema´.
Yo, en cambio, a pesar de estar luchando — como tantas veces en mis ya 35 años de socio perico — por evitar el descenso, estoy muy contento. Fue emocionante ir al entreno abierto a la afición que el club organizó en la Ciudad Deportiva Dani Jarque el pasado martes.
Los jugadores estuvieron de diez. Al acabar el entreno se hincharon a firmar las camisetas que les tiraron desde la grada. Nico Melamed seguro que se gastó varios rotuladores. Y Álvaro — entre otros — comenzó a tirar guantes, balones, lo que hiciera falta para unos chavales que competían por recogerlos.
Al acabar la jornada, y ante la presencia de un par de centenares de socios — la mayoría, niños — en el pasillo de salida, casi todos los integrantes de la primera plantilla — por no decir todos, por si se me escapó alguno — se bajaron de sus coches, recorrieron de inicio a fin la cola de fans, y no pararon de firmar camisetas, cromos y lo que hiciera falta. Y, por supuesto, no faltaron los ‘selfis’.
Como iba de acompañante, me dediqué a mi labor de apoyo y de ‘fotógrafo’, que no era yo el que tenía que acumular recuerdos en blanquiazul — en 35 años de socio, ya tengo unos cuántos –. Pero sí que me quise hacer dos fotos: con Darder, porque el ‘darderismo’ es lo más grande que ha parido el sentimiento blanquiazul en muchos años, y con Joselu, porque nos va dar muchas tardes de gloria.
‘Ellos’ pueden aplaudir al Piqué que lleva años riéndose de ellos. Muchos chavales pericos se llevaron camisetas firmadas por toda la plantilla. Esto no lo ve un socio culé ni en pintura, salvo que te llames Laporta de apellido. ¡Qué grande es ser perico!
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