Este domingo hemos conseguido, una vez más, ser campeones del mundo. En esta ocasión ha sido el equipo nacional que representa al fútbol español femenino el que ha cumplido con ese hito al que, en numerosas disciplinas deportivas, hemos accedido como selección nacional.
El deporte español se ha consolidado como una de las principales potencias mundiales, en especial en todas aquellas disciplinas en las que la competición es por equipos y, como he leído de muchos deportistas de primer nivel, donde el juego se basa en una pelota.
No nos quedemos solo con eso de que un español con una pelota es una garantía de éxito, lo nuestro va más allá. La gimnasia, el atletismo, las artes marciales o todos los deportes que requieren neumáticos, por poner algún ejemplo sin balón, también son ejemplo de éxito de los nuestros.
Pero lo de la pelota, ya sea de baloncesto, balonmano, de hockey o, como ha sucedido el domingo 20 de agosto con el fútbol, es un verdadero orgullo para todos los españoles. No cabe duda que hay sintonía absoluta entre ser español y las pelotas.
Las chicas del fútbol, demostrando que la unión hace la fuerza, han llegado a la cima del deporte rey a nivel mundial y ya lucen una estrella en su camiseta. Una alegría inmensa que demuestra lo que valemos en lo deportivo.
Son muchos los nombres que, a título particular, nos pasan por la cabeza al pensar en grandes números uno mundiales en numerosas disciplinas, pero se nos llena la boca al pensar en los equipos de España y esos deportes de equipo en los que, con gran solvencia, llegamos a la cúspide mundial.
Ayer fue emocionante, nuestras chicas coronaron la cima y la imagen que brindamos al mundo fue espectacular. El deporte español demostró que unidos somos casi imbatibles. Con la participación en la piña de jugadoras catalanas, vascas, gallegas, andaluzas, madrileñas, etc. somos temibles. Verlas remar en el mismo sentido, con el mismo objetivo, no tiene precio.
Me sobró, en el final del evento, tras la entrega de medallas, la copa al aire, los abrazos reales, la emoción compartida y el compañerismo en grado sumo, ver al representante del sanchismo que pretende destrozar el deporte nacional, dando pábulo y selecciones a sus socios separatistas, adulterar una foto para el recuerdo colmada de felicidad y orgullo patrio.
En este sentido, conviene recordar a todos esos votantes socialistas que ayer disfrutaban del éxito de nuestro fútbol femenino, demostrando que el feminismo se defiende sin enseñar las tetas, que acabar con este privilegio de ganar está en la lista de la compra de votos que ha puesto el fugado de la justicia Puigdemont encima de la mesa. Algo tan sensible a nivel social forma parte del precio por investir al macho alfa del sanchismo en la Presidencia títere del Gobierno de España. Y no olvidemos que Sánchez sería capaz de vender a su madre para seguir volando en Falcón y dormir en la Moncloa.
Ayer era un día para los que quieren a España, los que la sienten y se emocionan, los que lucen con orgullo sus colores jugando a la pelota y no para los que se han servido de hacer la pelota, que no es lo mismo.
ENHORABUENA A LA SELECCIÓN NACIONAL FEMENINA DE FÚTBOL.
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