(Club de alterne Charlie’s Gourgeous Angels. Frontera de Flandes con Valonia. Carles Puigdemont y Toni Comín esperan en una habitación a que llegue el abogado Gonzalo Boye)
Puigdemont – Gonzalo llega con retraso. Voy a llegar tarde a la cena de gala que tengo en la Casa de la República con los Incontinentes por la República Catalana. Y si llego tarde, se les llenan las bolsas y se tienen que ir y no nos da tiempo de cantar a los chupitos ni l’Estaca ni La cabra, la cabra, la puta de la cabra espanyola…
Comín – Es un bonito detalle por su parte el que todas sus bolsas estén decoradas con la estelada, y que en el medio de la estrella esté la silueta de tu cara.
Puigdemont – Es un síntoma más de su compromiso con la causa de la libertad.
(Llaman a la puerta. Puigdemont se acerca a la puerta)
Puigdemont – Santo y seña.
Boye – (canta) Adiós mushashos, compañeros de mi vida…
Puigdemont – Correcto.
(Abre la puerta)
Boye – Te he dicho mil veces que no soy argentino, que nací en Chile.
Puigdemont – Argentino, uruguayo… ¿qué más dará?
Boye – Pues bien que te molesta que vendan trajes de faralaes en las tiendas de Las Ramblas.
Puigdemont – No es lo mismo. Nosotros somos un pueblo oprimido por el fascismo español. A vosotros os descubrimos y os dimos una religión y el amor por las calçotadas.
Boye – ¿Mande?
Comín – Recuerda que Colón era catalán, y que introdujo en Chile, Argentina y Méjico especialidades gastronómicas tan de casa nostra como L’Escudella y chile d’olla o los calçots con frijoles.
Boye – Os tengo dicho que no os bebáis la ratafia esa que os manda Torra, y que debe estar hecha con hongos alucinógenos. Vayamos al grano. Vengo a explicaros el gran plan para que podáis jurar el cargo como eurodiputados y así dar un golpe definitivo al Estado Español.
Puigdemont – Cuéntanos.
Boye – He comprado en Internet un certificado que me nombra como Embajador Honorario de la Freedonia Trekkie Republic en Bélgica. Por cierto, tendré que pasaros una minuta extra por los gastos de gestión.
Comín – ¿Cuánto?
Boye – Poca cosa, solo seiscientos mil euros.
Comín – ¿Puedo verlo?
Boye – Claro, a fin de cuentas lo pagas tú (se lo da).
Comín – Ep. Que quede claro. Lo paga el Honorable Pueblo Catalán que lucha por la libertad.
Boye – Vamos, que lo pagamos todos.
Puigdemont – No te hagas el estrecho. Además, esta cosa tiene pinta que la has hecho tú con la versión del Paint para el Windows 2.000.
Boye – Si quieres hablamos del medio millón que cuesta cada una de tus conferencias vía skype y que las hace el sobrino tonto de este que está contigo con el iphone que le gorreó a uno de tu escolta.
Comín – No nos peleemos, eso es lo que quiere el malvado Estado español.
Puigdemont – Y fascista.
Boye – Y opresor. Al grano. Como embajador honorario, tengo el privilegio de que allá dónde esté yo se convierte en una sede diplomática inviolable.
Puigdemont – ¿Quién dice eso?
Boye – El documento de autenticidad que acompaña al certificado con mi nombramiento, firmado por la Cancillera Plenipotenciaria de la Freedonia Trekkie Republic.
Comín – En la firma pone «Su Majestad Salchipapa Leticia Sabater». ¿Esto va en serio?
Boye – En Bélgica sí. Recuerda que hasta a vosotros os consideran «exiliados políticos».
Puigdemont – Pues va a ser verdad. ¿Y entonces?
Boye – Al estar yo en el club, inmediatamente se convierte en la embajada inviolable de la Freedonia Trekkie Republic. Un contacto que tengo en la eurocámara ha invitado a Antonio Tajani, el presidente del Parlamento Europeo y a Jean-Claude Juncker, el presidente de la comisión, a tomar unas copas.
Puigdemont – Sigue, sigue…
Boye – Les hemos dicho que es una entidad cultural muy alternativa y vanguardista, por lo que no se sorprenderán de la decoración del puticlub. Pensarán que es una excentricidad de las elites culturales belgas. Las chicas irán sexys, pero discretas y cuando hayan conseguido que se hayan bebido una docena de whiskies, pasaréis vosotros a la acción.
Puigdemont – ¿Cómo?
Boye – Os los subirán arriba, juntitos, y vosotros dos estaréis en una habitación, en picardías y liguero y puestos de rodillas al lado de una réplica del trono de Hierro, el de Juego de Tronos. Estarán tan ciegos que no se darán cuenta de nada.
Puigdemont – Eso de que no se darán cuenta lo dirás por ti, yo estoy mejor armado que Serrallonga y medio centenar de almogáveres juntos.
Boye – No hará falta llegar a tanto. Ellos verán dos adorables señoritas en picardías, pensarán que es un debate práctico sobre el poliamor cultural en el contexto de Juego de Tronos como fenómeno político. Lo importante es que se sienten en el trono, les pongáis estas coronas…
Comín – ¿De Burger King?
Boye – A ver dónde cojones quieres que consiguiera dos coronas un sábado por la noche… no importa, valdrán. A lo que iba, le poneis las coronas. Juncker estará tan ciego que le convencerá para jugar, para ver cómo acaba la historia con lo que piensa son dos bellas señoritas. Cuando se las pongan, les decis que les queréis jurar fidelidad como reyes de los Siete Reinos.
Puigdemont – ¿Y?
Boye – Cuando os pregunten. ¿Juráis lealtad? Decís «sí», entonces os quitáis el picardías, mostráis el DNI que tendréis colgado en el pecho, aseguraréis que habéis jurado el cargo de eurodiputado ante el presidente de la cámara y de la Comisión Europea y os vais corriendo. Todo estará grabado y quedará como prueba.
Puigdemont – ¡Genial!
Comín – Oye… ¿y tú crees que este y yo vamos a pasar por dos bellas señoritas por mucho picardías que nos pongamos?
Boye – Cuando suban, hasta yo podría pasar por Beyoncé.
Puigdemont – Sea. ¿Cuando llegan?
(Suena un timbre)
Boye – Deben de ser ellos. Bajo a mirar.
(Sale al descansillo y mira desde la escalera)
Boye – Sí, son ellos. Esperemos pues. Yo me pongo en la habitación de al lado y lo grabaré todo cuando estén con vosotras.
Puigdemont – ¡Nosotros!
Comín – Carles, has de ser más abierto…
Puigdemont – Venga, vamos a prepararnos. ¡Pero qué conste que me pongo este picardías solo por Cataluña!
(Se visten con ropa interior presuntamente sexy, pero ambos forman un cuadro estremecedor tal y como le queda la lencería a nuestros dos protagonistas)
Puigdemont – Me cago en tus muertos, Gonzalo. Este picardías es rojigualda. Y lleva lunares con la foto del Rey.
Comín – No te quejes Carles, el mío lleva la foto del Conde Duque de Olivares y de Felipe V a la altura de cada pezón, y tiene la forma de la piel de toro. ¿Esto de qué va?
(Pican a la puerta)
Puigdemont – Qué rápido se han emborrachado. Estos eurócratas… (pone voz sexy), pasad, pasad, que estamos impacientas y muy humedesidas.
(Abren la puerta y se ve al reportero Cake Minuesa con dos cámaras)
Cake – Vean la auténtica faz de Comín y Puigdemont en directo para toda España, dos españolazos que muestran su amor a España luciendo una ropa interior que marcará tendencia, sin duda alguna…
Puigdemont y Comín – ¡Boyeeeeeeeeeeeeeee!
(Entra Boye y se quita la careta)
Cañas – No soy Boye, soy Jordi Cañas, que os hemos querido dar la bienvenida a Bruselas. ¿Os ha gustado el regalo?
El trabucaire del Guinardó
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