Este próximo sábado se juega el clásico entre el FC Barcelona y el Real Madrid en el estadio Olímpico de la capital catalana, donde los azulgrana están jugando sus partidos como local en el presente curso, por las obras del Camp Nou.
Hace algunas horas que se ha conocido el árbitro encargado de dirigir el partido, el designado es Gil Manzano, y rápidamente toda la corte mediática azulgrana ha activado el modo victimista para meter presión al colegiado del duelo entre los dos grandes del fútbol español. A la fiesta se ha apuntado también, faltaría más, la televisión pública de Cataluña.
Un medio de comunicación que pagan el conjunto de los catalanes, al servicio de un club de fútbol, esa es la realidad. Al igual que están al servicio del proceso independentista, la televisión pública se une a una campaña orquestada para presionar previamente las decisiones de un árbitro en un partido de fútbol. Es la normalidad que se vive en la comunidad autónoma catalana. Este mismo medio de comunicación guardó silencio el curso pasado, cuando otro club catalán de fútbol como el Espanyol era descendido en Mestalla con un arbitraje canallesco. Cosas que suceden en Cataluña.
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