
Discurso de presentación de Tomás Guasch, como ministro de Deportes del Gobierno de Tabarnia en el exilio, del presidente de Tabarnia, Albert Boadella.
Tabarneses, tabarnesas, pueblo español en general.
Como ministro de deportes del Gobierno de Tabarnia, el único gobierno que no tiene a su legítimo presidente en Waterloo, sino en la capital del Imperio en el que nunca se ponía el sol, quiero expresar mi orgullo y satisfacción de formar parte de un once titular en el que la estrella no es un Diego Armando Puigdemont que la va liando allá por donde va, sino un sensato Alfredo di Boadella que nos da gloria sin sentir vergüenza ajena.
Es un orgullo presentarles a un hombre, que en estos momentos tormentosos para España, ha sabido mantener firme el timón de Tabarnia. Tuvo la clarividencia de ver hace siglos lo que nadie quería ver. Fue el creador, allá por el siglo VIII, del primer texto tabarniense, las Homilias Ubusienses, que fueron ocultadas por los monjes del Monasterio de Montserrat durante siglos para evitar que España entera descubriera el auténtico carácter del nacionalismo, hasta que un comando de bufones, conocidos como Els Joglars, las dieron a conocer al mundo entero.
Si Cataluña es milenaria, Tabarnia es mil trescientos milenaria, porque mucho antes que llegara el primer tractor a la Cataluña no tabarnesa ya había honrados ciudadanos que vivían en las tierras tabarnesas y practicaban el bilingüismo, no escuchaban al pregonero que leía los bandos de la Vizcondesa Rahola y a los que le expoliaban los impuestos para pagar a Omnium Culturalum sus autos de fe y para sufragar a los agricultores del interior que la cosecha de ortigas no había sido productiva.
Nuestro presidente en el exilio, Albert Boadella, es eterno, por eso pudo escribir en el siglo VIII dichas homilías, y estar, tan fresco como una rosa, entre nosotros, repartiendo sabiamente el tradicional saludo de Tabarnia para los que no respetan la voluntad de los tabarneses de vivir en paz con el resto de sus auténticos compatriotas, el resto de españoles: la butifarra tabarnesa. Que se diferencia de la butifarra de la República catalana en que es gratuita, sin 3 o 4 % añadido. O 10 %.
Boadella es eterno porque el espíritu del juglar es eterno. Porque siempre ha habido juglares que nos han recordado las miserias del poder y que solo quieren vivir en paz. Que han denunciado los excesos de los gobernantes y han defendido la buena convivencia y el placer de disfrutar de la vida sin totalitarismos ni políticos ni mentales.
Por eso es un orgullo para mí ceder la palabra al hombre que convertirá a Tabarnia en una tierra rica y plena, leal con el resto de España y que conseguirá que sea una región libre del corsé mental nacionalista: Albert Boadella.
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