Las razones son sencillas, hoy por hoy el proyecto de un Centro Izquierda de España en Cataluña no ha logrado aún la suficiente intendencia, implantación en el territorio ni el fogonazo mediático imprescindible para lograr rentabilizar en escaños los apoyos electorales que se arriesgarían en apoyarlo. Es una constatación realista en un tiempo donde la militancia política y el desprestigio arrastrado por los nuevos partidos que prometieron cambiar las cosas sin cumplirlo, ha provocado una desafección general por el compromiso político.
Arriesgar esos valiosos votos constitucionalistas sin tener la seguridad de su utilidad en un momento que cada voto vale, no sólo para obtener escaños, sino para evitar que el secesionismo se acerque o rebase el 50% en votos, nos ha llevado a la convicción que es preferible la responsabilidad de acumular votos en las filas constitucionalistas, que dispersarlos a favor de la deriva secesionista. No es por sumisión al voto útil, sino por desconfianza en nuestras propias fuerzas. Si tuviéramos la más mínima seguridad en el éxito del empeño, sin duda alguna nos presentaríamos.
Tampoco es por falta de voluntad ni de convicciones, de hecho tenemos sobradas razones para defender un espacio de centro izquierda de clara vocación española huérfano hoy en Cataluña, imprescindible para defender la Constitución y la nación de todos como espacio del bien común.
No es algo circunstancial ni aplazable. Lo hemos sostenido una y otra vez en nuestros documentos. El actual gobierno de Pedro Sánchez, sustentado en populistas, nacionalistas y filoetarras está empeñado en cuestionar la Transición del 78 y en caminar hacia una confederación plurinacional, cuyo primer objetivo es acabar con la Constitución actual y sustituirla por una República populista de talante disolvente de los valores de unidad y solidaridad entre españoles. Ante ello, hay que armar una izquierda moderada, española y deudora del Régimen del 78 que restaure el respeto por la nación española, su unidad, su lengua común y la igualdad de todos los españoles frente a las asimetrías feudalizantes del actual sistema autonómico. Y potenciar la justicia social como signo inequívoco de pertenecer a un Estado donde todos colaboran y todos son amparados y respetados.
En Cataluña, toda la izquierda es catalanista. De una manera u otra, forma parte de la atmósfera que nos ha traído hasta aquí. Incluido el PSC, quizás el mayor responsable por aparentar cercanía al constitucionalismo y a la vez, por intoxicar al PSOE de Zapatero y Sánchez. No nos olvidemos que fueron los votos de Pascual Maragall quienes dieron el triunfo de Zapatero frente a Bono, y los del PSC de Iceta a Sánchez.
Durante estos 40 años, ha sido el PSC el garante de toda la política de inmersión lingüística y el colaborador necesario del pujolismo primero, y de la deriva procesista desde los tripartitos, después. Miquel Iceta en el 2014 aún defendía el derecho a decidir, y el Montilla del Tripartito encabezó la manifestación contra la sentencia del TC del 2010 sobre el Estatuto. Con la ley Celaá, incluso han expulsado a la lengua española de la escuela y la cuestionan como lengua común. El conejo Salvador Illa, sacado de la chistera en el último momento, es una vez más la jugada maestra para darnos gato por liebre.
El objetivo socialdemócrata que inspiró a Cs en su nacimiento pretendía ocupar el espacio del PSC para neutralizar al nacionalismo en Cataluña y lograr ser la bisagra con los gobiernos centrales para que los partidos nacionalistas no chantajearan a los partidos nacionales, pero como hemos visto, esa función ha sido traicionada. Volvemos al punto de partida, pero hemos perdido 15 años. Y ahora, sin ese recurso y con la pugna de luchar porque el secesionismo no logre la mayoría en votos que nunca ha tenido, hemos de ser más responsables que nunca. No importa que la ventaja fuera de una sola décima sobre el 50% por ciento, la utilizarían para legitimar la matraca de la mayoría social. Las mayorías cualificadas y el respeto a la Constitución y a las instituciones, les importarían un pito. A lo suyo, como Donald Trump.
Por todo ello, dCIDE ha decidido ser realista y responsable. Al menos que nuestros votos no se pierdan. Y de paso advertir a quienes piensan igual y esperaban con ilusión una fuerza como dCIDE, que nada se logra sin esfuerzo y sin implicación.
España, 8 de Enero de 2021.
e.mail: [email protected]
Facebook: http://www.facebook.com/dCIDEpartido/
twitter: @dCIDEpartido
NOTA: En estos momentos de crisis y de hundimiento de publicidad, elCatalán.es necesita ayuda para poder seguir con nuestra labor de apoyo al constitucionalismo y de denuncia de los abusos secesionistas. Si pueden, sea 2, 5, 10, 20 euros o lo que deseen hagan un donativo aquí).
no recibe subvenciones de la Generalitat de Catalunya.
Si quieres leer nuestras noticias necesitamos tu apoyo.