Cristina Cuesta es directora de la Fundación Miguel Ángel Blanco, la asociación cívica que ha producido el documental ‘Los Baglietto. Una familia vasca’, de Felipe Hernández Cava, y que se proyectará este sábado en el XXIII ciclo de cine por la tolerancia y contra el terrorismo, que se celebrará en el Instituto Francés de Barcelona (Moià, 8). El acto comienza a las 17:45. Entrada libre.
El documental ‘Los Baglietto, una familia vasca’, va más allá de un caso particular de violencia terrorista.
Narra la vida de una familia atravesada por la violencia de ETA, pero también sirve de marco para explicar la violencia que la banda terrorista ejerció sobre el centro-derecha no nacionalista en los primeros años de la Transición. Intentaron evitar que los vascos tuvieran una alternativa democrática no nacionalista, y en buena parte lo consiguieron al amedrentar a los que formaban parte de ese espacio político. De hecho, provocó la diáspora vasca. Aunque no sabemos las cifras, se estima que entre 150.000 y 200.000 personas abandonaron esta comunidad autónoma, lo que dificultó la creación de una alternativa no nacionalista. ETA buscó acabar con la pluralidad de la política vasca, y en parte lo consiguió.
¿Cuál es la historia de los Baglietto? Es dura, pero curiosa al mismo tiempo.
Ramón Baglietto era simpatizante de la UCD, y fue asesinado por Kandido Azpiazu, un miembro de ETA al que el propio Ramón salvó de un atropello mortal cuando era un niño de dieciocho meses.
¿Cómo fue?
Al hermano de Kandido se le escapó el balón jugando en la calle y fue tras la pelota en el momento en el que un camión circulaba. Ramón Baglietto fue testigo de los hechos, y su reacción fue coger de los brazos de su madre a aquel pequeño, que era Kandido. La madre y el hermano murieron a consecuencia del atropello. Pero a inicios de los 80 Kandido se radicalizó políticamente y comenzó a amenazar a su salvador. El 12 de mayo de 1980, Azpiazu y otro etarra, José Ignacio Zuazolazigorraga, le ametrallaron en el Alto de Azkarate. Fueron condenados a 49 años de cárcel, pero les soltaron a los doce años de condena. Azpiazu regresó a Azkoitia y abrió una cristalería en el bajo del mismo edificio en el que vivía la viuda de Ramón Baglietto, Pilar Elías. Ésta no se amilanó tras el asesinato de su marido, y retomó, años después, el compromiso político de Ramón, y fue concejal por el PP durante 16 años en Azkoitia. Y Pedro Mari Baglietto, hermano de Ramón, también fue un referente en la defensa de las víctimas hasta su fallecimiento hace un par de años.
ETA persiguió al centro-derecha no nacionalista, pero al PNV lo dejó bastante tranquilo.
Con la excepción de algún empresario simpatizante del nacionalismo secuestrado o asesinado, sobre todo por motivos económicos, el PNV salió bastante indemne. Gorka Angulo, que es un experto del Memorial de Víctimas del Terrorismo, ha investigado sobre esta cuestión, y comparte en el documental que las personas de ideología conservadora que asumieron en la Transición democrática postulados nacionalistas consiguieron un salvoconducto y ETA no se metió con ellos. Se mantuvieron al margen del proceso de victimización causado por el terrorismo.
¿Conocen los jóvenes el dolor que causó ETA?
Encuestas recientes aseguran que los jóvenes ignoran la historia de la banda terrorista. Recordemos que es la primera generación que no ha conocido la violencia de ETA. En el ámbito escolar poco a poco se están introduciendo, desde 2015, contenidos de historia del terrorismo en algunas comunidades autónomas. No en todas, en las dominadas por el nacionalismo, como Cataluña, no se imparten. Desde el Memorial de Víctimas del Terrorismo se elaboran unidades didácticas que se facilitan a los centros escolares. Nosotros seguiremos con esta labor de difundir lo que pasó en esos años de plomo. Y vemos que hay jóvenes que se interesan. Por ejemplo, esta semana he dado una charla en Valencia, y veinte universitarios estaban muy interesados y se hicieron una pregunta básica: “¿Por qué no me lo han explicado?”.
¿Ha ganado ETA? Sus herederos políticos, EH Bildu, tienen cada vez más influencia, y parece cerca su llegada al poder en el País Vasco.
Quiero matizar. La sociedad española ganó a la ETA terrorista, con un gran esfuerzo y sacrificio por parte de las Fuerzas de Seguridad, que sufrieron con especial saña la violencia del terrorismo, ya que hemos de recordar que una mayoría de las víctimas son agentes policiales. Pero no hemos vencido a la ETA política, y por eso hay una sensación de desencanto entre muchas víctimas ante el papel de EH Bildu, no solo en la política vasca o navarra, también con el Gobierno de España. Es una anomalía que tengan esa capacidad de influir, como si nada hubiera pasado y sin que hayan asumido su responsabilidad política por su apoyo a ETA.
¿Qué se puede hacer?
Citando a uno de mis grandes referentes, Fernando Savater, “ETA mató por algo, y estamos en ese algo”. Seguiremos con nuestro trabajo para que los postulados políticos de sus herederos no se impongan. Las víctimas somos resistentes de largo alcance, yo lo soy de inicios de los años ochenta, y hemos de continuar con nuestra labor. No estamos viviendo la misma situación, como en los primeros años de la Transición, con asesinatos semanales, pero hemos de impedir que el entorno que dio cobertura a los terroristas consiga sus objetivos políticos. Y toda nuestra labor es un homenaje a todas las víctimas que dieron su vida por la libertad y la tolerancia.
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