Si hoy hay un sentimiento transversal en Cataluña, ése es el hartazgo del procés. Durante la crisis económica, la aristocracia separatista decidió hacer del sufrimiento social un negocio electoral. Apartaron las reformas y las soluciones de su programa de gobierno para perseguir una separación de Cataluña del resto de España que les permitiera controlar la justicia y tener su hacienda. Sin embargo, tras cinco años de amenaza rupturistas sólo dos han sido sus logros: fractura de la sociedad y degeneración de las instituciones políticas catalanas.
Esta aristocracia separatista ha tenido la poca vergüenza de compararse con Mandela y Gandhi, pero detrás de su supuesta épica sólo hay la cobardía de no atreverse a reconocer que han fracasado. Ni han logrado reconocimiento internacional, ni les siguen la mayoría de catalanes. No obstante, la frustración les está llevando a la radicalización y a la actuación totalitaria. Por esta razón, necesitan repetir constantemente que son demócratas. Su desafío a la ley demuestra que no lo son. Han fracasado y, por eso, no se atreven a dialogar con los demócratas donde toca, en las instituciones de todos como la Conferencia de presidentes autonómicos, el Consejo de Política Fiscal y Financiera, el Senado y, recientemente, el Congreso. Ni siquiera rinden cuentas ante el Parlament, ya que sólo se explican en las asambleas de la ANC.
Ante este reto, ha llegado la hora de la Cataluña valiente. Ésa que cumple la ley sin excusas. Y que cuando tiene un problema busca soluciones en lugar de enemigos que le eximan de su responsabilidad. La Cataluña valiente somos la mayoría de catalanes que no le reímos las gracias a los totalitarios para conseguir una subvención o un cargo. Somos aquellos que defendemos lo que de verdad importa: una mejor sanidad, una educación de calidad y una gestión responsable del dinero público.
Más pronto que tarde los catalanes seremos convocados a las urnas, a las urnas de verdad, en unas elecciones que podrían servir para que la Cataluña valiente le diga a la aristocracia separatista que se le ha acabado lo de vivir del cuento del procés. Lo conseguiremos si somos conscientes de lo que está en juego y, sin duda, una de las mejores voces de esa consciencia necesaria será Elcatalán.es.
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