No comparto demasiadas cosas con Jaume Collboni, como sus compañeros de viaje en los últimos años. Yo soy de los que piensa que con la independentista Ada Colau, y los no menos independentistas ‘comunes’, no hay que ir ni a la esquina. No solo por secesionistas, sino porque han sido una calamidad para la ciudad de Barcelona.
Pero le reconozco a Collboni buen gusto a la hora de seleccionar los bocatas. Leí el domingo en ‘El Periódico’, en la sección de sociedad que escribe Joan Vehils, que el actual alcalde es un habitual del popular frankfurt Conesa desde su etapa como regidor en la oposición. Estoy convencido que ya lo conocía de antes, porque se mueve por esa zona desde hace muchos años, y que es un adicto a sus bocatas desde entonces. Y bien que hace, porque son de los mejores de Barcelona.
Es una pena que Conesa cerrara el local que abrió hace unos años en Hostafrancs, y que no acabó de cuajar, pero el de toda la vida, el que está en una esquina de la Plaza de Sant Jaume, a pesar de las colas, sigue siendo una referencia indiscutible. Collboni ya mostró su buen gusto tapero hace unos años presumiendo de su predilección por el Bar Mundial. El Conesa es otro acierto. Al menos, en materia de comer, no le puedo discutir que sabe lo que hace. En política, no lo tengo tan claro.
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