Este jueves por la noche el barrio barcelonés de La Bonanova se convirtió en una batalla campal por culpa de centenares de radicales antisistema que, con la ‘excusa’ de solidarizarse con los que están encerrados en dos edificios ‘okupados ‘ (El Kubo y La Ruina), marcharon por la zona alta de la ciudad con el objetivo de atacar a los manifestantes, la mayoría de ellos vecinos del barrio, que protestaban por las molestias causadas por los ‘okupas’.
Si los antidisturbios de los Mossos d’Esquadra no se hubieran empleado a fondo ahora tendríamos un barrio asolado por la acción de centenares de radicales antisistema que fueron de ‘cacería’ por lo que consideran ‘zona pija’. En la Barcelona de Ada Colau los ‘okupas’ gozan de la protección del gobierno municipal, que acostumbra a mirar hacia otro lado ante la extensión de este fenómeno delictivo.
La campaña electoral que comienza ha de servir para plantear si Barcelona ha de seguir siendo una de las mecas europeas del movimiento ‘okupa’ o ha de poner coto a sus desmanes. La capital catalana tiene graves carencias en materia de vivienda social, en buena parte porque Colau no ha cumplido lo que prometió de poner este problema como su principal prioridad, pero la solución a la falta de vivienda nunca puede ser la ‘okupación’.
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