Ada Colau lleva prácticamente seis años de alcaldesa de Barcelona, seis años de fracaso y de estancamiento de la ciudad en todos los órdenes. A nivel económico, antes de que estallara la pandemia, la capital catalana sufría los efectos del doble parón económico debido a la mala política de la Generalitat y, sobre todo, la de los ‘comunes’ a nivel municipal.
Y es que Colau lleva desde el 2015 intentando destruir el sector turístico, uno de los motores económicos de la ciudad. También ha hostigado a los hosteleros, poniendo todos los tipos de trabas posibles a los dueños de bares y restaurantes. Por supuesto, también se ha enfrentado con empresas energéticas, de suministros y con el sector automovilístico.
Por no olvidar sus polémicas con los organizadores del Mobile World Congress. Recordemos como en enero de 2020, antes de la pandemia, desde la web oficial del Ayuntamiento se dijo que «el 5G no es inocuo», una curiosa manera de complacer al sector de la telefonía móvil que dejaba cada años centenares de millones de euro en la ciudad.
Colau sigue sin enterarse de que ya no es una activista, que lleva seis años como alcaldesa de la segunda ciudad más importante de España, y que sus ocurrencias tienen consecuencias económicas. Cuando la número 2 de los ‘comunes’ en el Ayuntamiento, la teniente de alcalde Janet Sanz, propuso aprovechar la pandemia sanitaria para acabar con la industria automovilística, demostró que los ‘comunes’ no saben gobernar, solo dedicarse a la agitación y propaganda.
La alcaldesa siempre se ha negado a representar a todos los barceloneses, de ahí que su número 2 de la época, Gerardo Pisarello, aplaudiera que luciera una estelada en el balcón del Ayuntamiento, pero se puso como un jabato para arrebatar a un regidor del PP que intentó mostrar una rojigualda. Recordemos como en la fachada del edificio consistorial se han mostrado símbolos y pancartas pro separatistas, con mensajes que denigraban a la democracia española.
Colau es sectaria, y ha trasladado ese sectarismo a su día a día como gobernante. Ha sido blanda con los violentos, a los que ha tolerado y en algunos casos alentado, y los radicales y las mafias actúan impunemente. Barcelona ha perdido seis años, y el PSC de Jaume Collboni se ha demostrado ineficaz para intentar que el equipo de gobierno municipal recuperara el rumbo. No vienen buenos tiempos para Barcelona.
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