En la Comunidad Autónoma Catalana después de cuarenta años de Gobiernos nacionalistas o pronacionalistas en la Generalitat de Catalunya, en lo referente a la contratación de funcionarios públicos, el separatismo lo ha impregnado todo. Las autoridades catalanas tradicionalmente han realizado un proceso de selección, en el que se ofrecían puestos de contratados o de funcionarios públicos a amiguetes de la cuerda. Así por ejemplo, en aquellos lugares en los que el criterio de selección estaba en manos de los ayuntamientos gobernados por CiU o por ERC, y cuando las plazas ofertadas eran pocas, casi siempre de una manera o de otra, se recomendaba para la obtención de la plaza a personas del entorno nacionalista. Fue así como un gran número de policías locales profesan la ideología separatista.
Por lo que respecta al acceso a otros cuerpos como los Bomberos de la Generalitat o los Agentes Forestales, se produce un compadreo entre la Generalitat y los respectivos ayuntamientos donde van a ser destinados los nuevos aspirantes, para que sujetos con acrisolado pedigrí nacionalista accedan a la plaza. Y esta es la explicación de la presencia de banderas esteladas en las casernas de bomberos de Cataluña, y de la vergonzosa actitud de los bomberos y de los agentes forestales en las protestas sociales derivadas del «procés»; hasta el anecdótico episodio en el que un Mosso de la BRIMO, le tuvo que recordar a un agente forestal que la república no existe y que además era un idiota.
Hasta aquí evidenciamos que los cuerpos poco numerosos en los que se ofertan pocas plazas, el control ideológico es hegemónico. Sin embargo cuerpos muy numerosos como los Mossos d’Escuadra, que cuentan con diez y ocho mil efectivos, en que las convocatorias públicas de plazas han sido de cientos o incluso de miles de personas durante la época del «desplegament», cuando se tenía que cubrir con nuevos agentes todo el territorio catalán, los políticos nacionalistas colocaron a muchos de sus amigos de partido, pero al no poder cubrir todas vacantes, se les colaron muchos de los que ellos denominan «charneguets», que son aquellos jóvenes del cinturón industrial de Barcelona, que pese a que sus padres son andaluces, castellanos o de otros lugares de España, han nacido en Cataluña, y como buenas víctimas de la inmersión lingüística, todos ellos tienen su certificado de nivel C de Catalán.
El problema vino cuando se creó la Brigada Móvil o BRIMO de los Mossos de Escuadra, que es una sección policial especializada en conflictos sociales de alto riesgo y disturbios callejeros. Como en otros cuerpos policiales para seleccionar a los integrantes de este tipo de unidades de élite, se requiere a individuos de una estatura elevada y de complexión atlética. Como los enchufados nacionalistas catalanes de pura cepa, que según el presidente Torra pertenecen a la raza superior, no daban la talla de las exigencias de morfología física que se exige para el ingreso en la BRIMO, esos puestos fueron ocupados por jóvenes apuestos y gallardos hijos de andaluces, castellanos y extremeños.
¿Pues que ocurre ahora? que en la BRIMO se habla castellano, y se lo pasan pipa cuando reparten leña entre los sociopatas indepes, y al señor Torra le ha salido una unidad constitucionalista, que para él significa que la creme de la creme de su amada policía son una pandilla de fascistas.
La BRIMO existe idiota.
Juan Carlos Segura Just
Doctor en derecho
no recibe subvenciones de la Generalitat de Catalunya.
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