Hoy podemos leer en el diario la Vanguardia unas declaraciones de Enric Gregori, vicepresidente del PDeCAT en Sant Andreu de la Barca y de Joan Gaspà, único concejal del partido separatista en el municipio.
Ambos llevan a cabo un discurso supremacista cargado de desprecio hacia los catalanes que no son nacionalistas.
“Sí hay división, el problema de fondo es que esto es una pequeña Andalucía. Aquí siempre ha habido un sentimiento españolista muy fuerte, pero no se había manifestado nunca como ahora, están malentonados“, afirma Gaspà, concejal del PDeCAT en Sant Andreu de la Barca.
“La mayoría de inmigrantes andaluces no habla catalán, tenemos tres asociaciones andaluzas en el pueblo e incluso celebran la Feria de Abril. Muchos no se han integrado“, sigue afirmando Gaspà.
“A mí me han llamado rata por llevar el lazo amarillo; vecinos míos me han insultado por ser independentista en redes sociales y ahora no nos hablamos” afirma Enric Gregori, vicepresidente del PDeCAT en Sant Andreu de la Barca.
Y concluye con un excluyente “espero que haya una mediación y esto se resuelva, pero si no les gusta la escuela catalana que les hagan colegios aparte para ellos“.
Un discurso excluyente propio del secesionismo. Algo que no debería tener cabida en la Europa del siglo XXI. Pero ahí están, dando lecciones y designando quién es un buen catalán y quién no.
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