Conozco muy bien la sensación de impotencia, también la de desidia. Es terrible cuando llegas a ese punto de aceptar que el sacrificio para que las cosas cambien, quizás sea muy alto, y entonces gracias al estado general de tu entorno, llegas a aceptar que no tienes madera de héroe, y por supuesto no tienes capacidad para cambiar el curso del río. Imagina si Colón se hubiese dado la vuelta, o los romanos no hubieran llevado sus carreteras hasta los confines de Europa.
Quizás el mundo sería totalmente distinto, pero resulta que, aunque mediante mensajes subliminales, te hagan creer que no tienes ese gran poder, que tuvieron grandes como Carlo Magno, o los Reyes Católicos, resulta que SÍ, que lo tienes. Esas grandes empresas fueron posibles gracias al esfuerzo de muchos, y los muchos somos tú y yo.
Barcelona necesita un urgente cambio radical, y cuando digo esto hablo de que tiene que volver a nacer, demasiados defectos y vicios. Por lo que parece no se vislumbra alguien con el arrojo suficiente para enfrentarse a los que algunos han aceptado como indestructibles, estamos casi en el punto no retorno, y detrás lo que viene es decadencia, frustración, y una impresionante huida hacia delante. Nuestra ciudad parece una especie de Sodoma y Gomorra moderna, mezclada con el apocalipsis verde contaminante de Inmaculada.
Los que han Claudicado, están más preocupados por sus sillas, que por el necesario renacimiento que necesitamos, estos, ven a Colau, Collboni, Maragall y Trías, porque este último pretende ser como una nueva cepa de la misma enfermedad, en unos corceles negros, como cuatro jinetes apocalípticos, indestructibles repartidores de inseguridad, populismo, falsas promesas verdes, y republicas de Alicia. En realidad, son un pequeño grupo de seres diminutos, que viajan en unos mulos pencos que, por cierto, cargan sacos y sacos, del material fecal que han ido acumulando estos últimos años.
Nosotros, tú que me lees, y que últimamente solo te dedicas a despotricar en las redes sociales, porque has caído en la trampa, de que la lucha por la libertad es totalmente en redes, porque es cómodo desde sofá decirle burradas a Colau, burradas que, por cierto, le importan bien poco. Estás abandonando tus funciones de chispa que mueve el motor de las grandes empresas libertarias de la humanidad. No entiendo por qué no estás en la calle, buscando a los otros que, como tú, pueden provocar el nuevo Alumbramiento que necesita esta ciudad. Los de los Mulos Pencos, Pencos ellos en sí mismos, no son indestructibles, ciertamente muy astutos como esas enfermedades que el médico no termina de dar con el remedio adecuado porque se resisten a la mediación, pero no son nada, son unas células cancerígenas que si no vigilamos harán metástasis.
Por suerte, fuimos al médico a tiempo, y el necesario Comienzo que necesita esta ciudad se puede engendrar, desarrollar y venir al mundo PRONTO. Yo me niego a que Barcelona caiga, se tambalea, porque los seres diminutos la han contagiado su espíritu destructor de viento penco, y muchos, lamentablemente han aceptado que nos los pueden derribar, cosa que no es verdad.
Los actos vandálicos de anoche en Barcelona, donde incluso tuvimos que lamentar la pérdida de una vida humana, no es más que el resultado de la agenda que traen los presuntos tres Jinetes, y el cuarto que pretende volver. Ellos, desean que esta ciudad sea como las bolsitas de material fecal que antes comenté. Nadie quiere visitar una ciudad insegura y pestilente. Ellos pretenden que Barcelona siga apareciendo en esas ignominiosas listas de ciudades en las que hay que tener cuidado cuando las visitas.
Es más importante la agenda verde contaminante de Inmaculada, la presunta protección de la seguridad de Barcelona, con condenas a la violencia de plastilina, condenas que en realidad es el abandono total de funciones de Collboni, y las repúblicas de Alicia de Maragall, lo de Trías es un Capítulo aparte, que el importantísimo, y totalmente necesario avivamiento que Barcelona necesita. Yo no acepto que un grupúsculo de seres diminutos, que pretenden aparentar lo que no son, y que sirven a la agenda de sus amos, los que quieren destruir Barcelona; se salgan con la suya. Yo, como ya fui esclavo no pretendo volver a serlo. Me voy al monte y me volveré cimarrón. Si no quieres que te pongan grilletes, enfréntate a los seres diminutos que parecen grandes en tu mente, porque esa imagen proyecta, pero nada son, la evolución necesaria de Barcelona, viene de tu instinto de conservación, tu alma, tu corazón, y tu gallardía, échale valor, porque lo hoy, es el ataque de unas pequeñas células cancerígenas, mañana podría resultar en metástasis y en la terrible muerte de Barcelona.
Sayde Chaling-Chong García, hispano-cubano
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