Pere Aragonès presume de un “dinamismo empresarial” tejido en Cataluña que no es real, ya que el separatismo lo ha destrozado en la última década gracias a la fanatización colectiva provocada en la sociedad catalana dominada por el secesionismo.
Escogieron el fanatismo político por delante del bienestar económico de los catalanes, y han conseguido que Cataluña sea cada día más pobre. Por eso hay empresarios de otros países o regiones de España que prefieren no invertir en Cataluña.
No hay voluntad política para que Cataluña sea más próspera, todo son excusas para empobrecerla por parte de la Generalitat o de los ayuntamientos que controla el separatismo y la izquierda. Desde negarse a ampliar el aeropuerto a boicotear con saña al sector turístico, uno de los más importantes de la economía de esta región.
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