La Historia se repite, sin duda, algunos en Cataluña parece que no hayan aprendido nada de las lecciones del pasado. Parece que algunos, pese a tener el título de Historia incluso, no han llegado a comprender que la Historia es cíclica y que el nacionalismo nunca cambia de bando. El nacionalismo es la guerra, que por mucho que intenten disimular que quieren la paz, siempre lleva la guerra, como las nubes negras la tormenta. El nacionalismo catalán no es diferente, lo único que pasa es que afortunadamente, de momento, no tiene la capacidad armamentística, ni tiene los aliados que la tengan, en comparación a otros nacionalismos, vuelvo a ser redundante, afortunadamente.
En España parece que no se ha aprendido nada de las experiencias pasadas, que nos llevaron al horror, con nuestra lastimosa guerra civil, en concreto. Pero aún parece que tenemos menos conciencia de que el nacionalismo creó dos guerras mundiales que asolaron a Europa.
La Segunda quizás se podría haber evitado, pero nadie se atrevió a decir ‘NO’ a 42.695.218 de alemanes. Esos mismos que le dieron plenos poderes al dictador Adolf Hitler para que hiciera lo que quisiera con el destino de todos los alemanes, fueran o no nacionalistas, el 19 de agosto de 1934, mediante un referéndum. En esa época Alemania contaba unos 65 millones de alemanes. Un 65% decidió por todos.
El resultado de los plenos poderes de Adolf Hitler fue devastador, pero se refugiaba en que nadie le podía decir que “NO” con un 65% del apoyo de los alemanes, engañados por la propaganda nacionalsocialista y sin información de los desmanes que estaban haciendo y harían en un futuro (sin duda, si no dijéramos nada de dónde se produce, todo este relato lo relacionaríamos fácilmente con Cataluña).
Con Adolf Hitler con plenos poderes, nadie se atrevió a decir ‘NO’, el 10 de abril de 1938 unos 4.543.912 austríacos aceptaron la anexión de Austria a Alemania, un 97% de los austríacos. Pero tampoco en la Conferencia de Munich de 1938, cuando Neville Chamberlain, ‘Premier’ de la Gran Bretaña, y su homólogo en Francia, Édouard Daladier, no dijeron ‘NO’ a Adolf Hitler y aprobaron el 30 de septiembre de 1938, las anexiones de los sudetes checoslovacos.
Los dirigentes británico y francés se fueron a sus países, pensando que habían evitado la guerra, pero como diría Winston Churchill: “Os dieron a elegir entre el deshonor y la guerra… elegisteis el deshonor, y ahora tendréis la guerra”. El presagio de Winston Churchill se cumplió y el 1 de septiembre de 1939 comenzó la Segunda Guerra Mundial.
España es uno de los países que no participó en la Segunda Guerra Mundial, afortunadamente. Pero se nota que no que no hemos aprendido de aquel conflicto. En España se blanquea a los nacionalismos, forma parte de la vida política con total “normalidad”, incluso han sido siempre claves para la formación y cambios de gobierno. Algo que sería impensable en otras partes de Europa.
En España tampoco se ha sabido decir que ‘NO’ al nacionalismo y ello nos ha llevado a episodios muy tristes en la Historia de este país. La propaganda y técnicas de los nacionalistas catalanes es calcada a la que los nazis llevaron a cabo en Alemania. Siguen el mismo patrón, para la adquisición del poder y ahora algunos apuestan por no decir ‘NO’ a 2 millones de catalanes que han desafiado al Estado español y al resto de sus ciudadanos.
Creo que ha llegado el momento de decir ‘NO’, ‘NO ES NO’, no repitamos los errores del pasado que se han cometido con el nacionalismo y que siempre nos ha llevado a la ruina. Los discursos de algunos dirigentes fomentando el buenismo o pensando que son capaces de domar a la bestia son los mismos discursos que en el pasado cedieron con el nacionalismo y nos llevaron al borde del apocalipsis. Da igual si son 2 millones, 3 millones o 4 millones. El mensaje al nacionalismo siempre debe ser claro, “Sí se puede decir que NO”.
Miguel Martínez
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