No es habitual comenzar un artículo de opinión recordando lo que ya se dijo en anteriores artículos pero la situación de caos total de esta semana en Cataluña obliga a hacerlo.
Por lo visto los partidos políticos constitucionalistas han descubierto ahora que el movimiento secesionista catalán está perfectamente organizado y preparado para acciones radicales masivas.
Hemos observado que los partidos políticos constitucionalistas, por lo general, se reúnen con los sindicatos y las cúpulas policiales dejando de lado a las asociaciones sin ánimo de lucro y cuyos miembros carecen de protección jurídica para sus actividades en apoyo al orden constitucional.
En realidad, somos una anomalía democrática porque tener que defender el orden constitucional en tu propio Estado y evidenciar que nuestro sistema de seguridad público es de los mejores de Europa carecería de sentido en otro país.
Pero aquí estamos, dando la cara, sin la protección que otorga la ley orgánica de libertad sindical y recibiendo expedientes disciplinarios ideológicos por defender el orden constitucional y el democrático sistema de seguridad pública.
Reiterar la tristeza que da observar el apoyo que las asociaciones similares de ideología rupturista con la democracia vigente obtienen continuamente en forma económica, de acceso a medios de comunicación y apoyo político institucional.
El entramado secesionista catalán en territorio español y europeo dispone de medios económicos y una red de contactos especializada para denigrar la imagen de España como democracia. En el lado contrario no hay respuesta visible salvo entidades civiles, sin ningún apoyo, que intentan con sus propios medios desmontar el famoso relato independentista.
La soledad de nuestro amigo François Meylan en Suiza sería un ejemplo particularmente hiriente dado que en ese país se refugian personas destacadas en los nefastos hechos de 2017 y además existe una red política y social de apoyo al proyecto secesionista que cuenta con mucho dinero.
Resumiendo: las tácticas de Gene Sharp, el manual de desobediencia civil de Paul Engler y Mark Engler, las ideas de la revolución naranja en Ucrania o las recientes protestas en Hong Kong estaban analizadas como referencia básica para el movimiento secesionista catalán.
Se avisó, pero llegado el momento hemos tenido 7 días de graves disturbios, cortes de carretera, infraestructuras críticas sitiadas, huelga general politizada, el presidente de la Generalitat cortando carreteras, la economía y el turismo en caída libre. Y la sociedad dividida entre los híper ventilados, los atemorizados, los equidistantes, los ambiguos y el Estado sin aparecer como hace décadas.
Tal vez un cambio de estrategia e incorporar a las asociaciones sin ánimo de lucro ni vinculaciones políticas, cuyos miembros son represaliados en sus trabajos por defender el orden constitucional, podría aportar una visión más global del problema y ayudar en la búsqueda de soluciones.
David Hernández, presidente de Politeia
no recibe subvenciones de la Generalitat de Catalunya.
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