En 1932 Aldous Huxley publicó su famosa fábula rupturista “Un mundo feliz”. En español se pudo leer tres años después, en 1935. Allí se describía una sociedad en donde todo aparentemente era felicidad, pero, si se analizaba más profundamente, se podía ver cómo en realidad lo que había era una “felicidad espuria”, en donde debajo de aquella “sociedad perfecta” había una impresionante manipulación y condicionamientos pavorosos.
Ochenta y cinco años después, los catalanes habrán alcanzado la utopía huxleriana el 2 de octubre del 2017. No habrá paro, ni tensiones, todo será gratis y, por fin, serán personas libres, sin estar subyugados por un gobierno de “españoles” opresores, zaparrastrosos, cobardes, vagos, tercermundistas…
Lo que extraña es cómo ha podido ser que estos seres tan tétricos y, sobre todo, tan ineptos hayan podido someter durante tantos años a un pueblo como el catalán.
Quizás haya alguna explicación en el libro “Quina mena de gent són. Quatre assaigs sobre Catalunya y el catalans” (Qué tipo de gente somos. Cuatro ensayos sobre Cataluña y los catalanes) de Agustí Calvet, más conocido por Gaziel. Quizás fuera bueno que la sociedad catalana rescatara este libro, y sobre todo, fuera de lectura obligatoria en el sistema escolar catalán en vez de el “Mecanoscrito del segundo origen” de Manuel de Pedrolo.
Como se sabe, Gaziel afirmaba que el gran problema que tenían los catalanes es que la historia que se les ha trasmitido no es una historia real, una historia de los hechos tal cual han ocurrido, sino la historia de los deseos de cómo les hubiera gustado que hubieran sido. Esto, como es obvio, con permiso de la “Historia de Catalunya” de Ferran Soldevila.
Una vez más los catalanes están sufriendo una narración irreal impulsada por los políticos del “proceso” que afirma que el 2 de octubre Cataluña será libérrima.
Además, el presidente, no de todos los catalanes, sino solo de los independentistas, no ha sido votado por todos los catalanes, sino que fue puesto a dedo por el que fue votado por todos los catalanes. Un candidato, Artur Mas, que llevó a su partido al mayor fracaso electoral y que se unió a los diputados de un partido, ERC, que es todo lo contrario que el suyo y que hoy, curiosamente, lo sostiene. ¡Ver para creer!
Pero lo más aciago es que, del “gobierno de los mejores” que afirmó construir Artur Mas en el 2010, hoy no queda casi ni un solo Conseller. Algo extraño si tenemos en cuenta que, en teoría, formaban el gobierno perfecto.
Por eso, además de leer a Gaziel, deberían leer “Temor y temblor” de Soren Kierkegaard, que afirmaba que “la fe es esa paradoja en la que el individuo está por encima de lo General y siempre de tal manera que, cosa importante, el movimiento se repite y, como consecuencia, luego de haber estado en lo general, se aísla en lo sucesivo como individuo por encima de lo general”.
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